Mañana se cumple el 211 aniversario del nacimiento del Padre Fundador de la Orden Dominicana. En esta ocasión, Santo Domingo es un empobrecido pueblo americano que ha visto pasar sus días de gloria porque algunos conquistadores íberos, tras destruir sus riquezas, partieron hacia otras tierras más prometedoras del continente. Santo Domingo, alguna vez orgullosa de su importancia hemisférica, languideció y vivió bajo la presión proveniente del oeste de la isla con la nueva nación, unos años antes del nacimiento de Duarte, liberándose de sus invasores opresores de los franceses.
Haití fue la primera comunidad de esclavos negros en obtener la independencia. La vida en la colonia española era triste y pobre. Este período glorioso de principios del siglo XIX dio paso al caos de la Historia.
En cada ocasión, la parte oriental de la isla permaneció en manos íberas, y era pobre y escasamente poblada. La mayoría se concentraron en las orillas del río Ozama o en la costa atlántica, habitadas por invasores durante varios años hasta que el lado francés adquirió mayor importancia que el lado español. Puedes leer: Una especie humana completamente única La colonia española estaba formada por un pequeño número de personas que vivían de una agricultura precaria, cultivando caña de azúcar y pastoreando ganado salvaje en las vastas estepas que caracterizaban el este de la isla.
Así nació Duarte, hijo de un comerciante íbero que supo darle una esmerada educación a su hijo para que pudiera ser enviado a Europa a los 15 años. Europa fue el crisol donde el joven Duarte se enriqueció con los conocimientos que le permitieron analizar la situación de sus colonias, y sus nuevos vecinos que habían logrado la independencia en 1804 comenzaron a buscar la manera de ocupar y tomar la porción española. En 1822, cuando Duarte tenía apenas 9 años, se apoderaron de toda la isla para iniciar un proceso que duraría 22 años hasta que el joven Duarte y un grupo de jóvenes colaboradores fundaron Trinitaria.
Estos jóvenes soñadores sentaron las bases de una nueva nación, quienes en febrero de 1844 hicieron realidad la joven nación de Dominica. En los inicios de la nación, el calvario del noble comenzó cuando, celosos de los nuevos líderes de Dominica, lo expulsaron luego de que en el Cibao se intentara declararlo presidente. Las comunicaciones entre el Sur y el Norte eran muy precarias.
No hay carreteras entre las ciudades y sólo son senderos intransitables para animales cuando llueve. Sólo la comunicación marítima hizo posible la comunicación entre los pueblos de la nueva nación. Luego de un largo período de exilio, Juan Pablo regresó al país en 1864 y se sometió a las órdenes de los restauradores rebeldes en 1863.
Lo rechazaron con la promesa de ir inmediatamente a Venezuela a buscar armas para luchar. Los restauradores rechazaron el pedido de Duarte de luchar, al igual que sus temores y ambiciones personales, pero éste logró quedarse hasta julio de 1864, cuando llegó otro patriota, Ramón Matías Mella, a quien Duarte acompañó en sus últimos días. Luego dejó su tierra natal para siempre sin alegría.