Las escenas de mal tiempo se suceden a lo largo de Europa. Los habitantes de Quimperlé, en Francia, se preparan para una inundación inminente, ante el riesgo de que el río Laïta se desborde.
Tras las tormentas del día de Año Nuevo, el departamento de Finisterre, en el oeste de Bretaña, se encuentra en alerta roja por graves inundaciones. Esta es la advertencia más crítica emitida por el servicio meteorológico Météo France, que ha pronosticado lluvias adicionales y ha descrito el tiempo entrante como «excepcionalmente intenso.»
En Alemania, amplias zonas de numerosas localidades llevan varios días bajo el agua. En algunos lugares de Baja Sajonia y Bremen, volvió a llover intensamente en las últimas horas, y el nivel del agua de varios ríos ha subido considerablemente, aumentando el riesgo de grandes inundaciones. La situación sigue siendo especialmente complicada en los ríos Weser, Aller y Leine.
Entretanto, la tormenta Henk azota algunas zonas del sur del Reino Unido con fuertes vientos y lluvias torrenciales. Un conductor murió después de que un árbol cayera sobre su vehículo en el oeste de Inglaterra. En Greenwich, al sudeste de Londres, una calle fue acordonada por los servicios de emergencia tras quedar bloqueada por un andamio que parecía haberse derrumbado debido al viento. Además, las fuertes rachas de aire derribaron un gran árbol en Crown Woods Lane, también en Greenwich.
La Oficina Meteorológica del Reino Unido emitió un aviso amarillo por vientos que podrían provocar perturbaciones en los desplazamientos, daños en las infraestructuras y cortes de electricidad en el sur de Inglaterra y Gales. Se esperan rachas de 110 a 130 kilómetros por hora en las costas expuestas de las zonas occidentales, mientras que en el interior hay avisos por vientos de 80 a 100 kilómetros por hora.
