¿Sientes mariposas en el estómago mientras esperas que llegue tu ser querido? Antes de un examen sobre un tema aterrador o de una reunión importante para ser aceptado o posiblemente ascendido en un trabajo, ¿sientes que tus deposiciones se aceleran y tienes que ir al baño con más frecuencia de lo habitual? Durante los últimos días o semanas, ¿se ha sentido a menudo tenso, tenso y ha tenido una sensación desagradable en el estómago: acidez de estómago, ardor de estómago, dolor de estómago, siente como si tuviera un dolor agudo?
¿No puedes tener conflictos y estrés porque la colitis aparece de inmediato? Todo esto, queridos lectores, tiene una respuesta lógica y científicamente probada. Existe una estrecha conexión entre el sistema digestivo, las emociones y el estrés.
El estado de ánimo afecta la reacción del tracto gastrointestinal y viceversa. Puedes leer: Año nuevo: nuevos desafíos La función digestiva está estrechamente relacionada con la actividad nerviosa autónoma; ellos, como función cardiovascular, representan las consecuencias físicas de los problemas psicosociales. Según datos de la OMS, se estima que 85 millones de personas padecen síndrome del intestino irritable en Europa, y aproximadamente un tercio de ellas tiene este problema relacionado con trastornos mentales.
El estrés, la ansiedad y la preocupación pueden afectar el sistema digestivo. Hoy en día, la conexión entre nuestras emociones y nuestra salud digestiva es clara. Nuestro estado emocional puede afectar cómo nos sentimos después de comer y cómo funciona nuestro sistema digestivo.
La depresión y la ansiedad se asocian con un mayor riesgo de síntomas gastrointestinales en pacientes con síndrome del intestino irritable. Las emociones afectan la salud digestiva, algunas de sus manifestaciones pueden ser: dolor abdominal, diarrea o estreñimiento, hinchazón, náuseas y vómitos y acidez de estómago. Veamos: el miedo crea inhibición de las contracciones y secreciones de las vías superiores: estómago y duodeno, provocando sensación de saciedad y pérdida de apetito.
Cuando las emociones se expresan en forma de ira, el patrón de la línea superior se invierte, estimulando las secreciones y el ácido del estómago. ¿Sabías que tenemos un segundo cerebro? La verdad es que lo tenemos.
Si sólo evaluamos los números, estaremos de acuerdo: en el cerebro humano se estima que hay alrededor de 100 mil millones de neuronas. Hay alrededor de 500 millones de bacterias en el sistema digestivo, más que la médula. Conectados por el nervio vago y distribuidos como una red por todo el tracto digestivo, hay dos plexos: uno relacionado con la peristalsis y otro con las secreciones.
Cabe destacar el papel de la serotonina, un neurotransmisor que transmite señales entre las células nerviosas controlando su intensidad. Considerada la hormona de la felicidad. Se produce en el sistema digestivo, el cerebro y la sangre.
¿Cómo podemos evitar que las emociones afecten a la salud digestiva? Fíjese una meta para cambiar su estado de ánimo. No te dejes abrumar por las dificultades.
Sonríamos a la vida, aunque a veces no nos devuelva inmediatamente el favor… entonces nos daremos cuenta de que esperar un poco merece la pena. Nuestro cuerpo agradece su vigilancia y responderá positivamente manteniendo su salud.
Felicito a la Asociación Dominicana de Gastroenterología que, a lo largo del tiempo, se ha esforzado por mejorar y llevar la salud a miles de dominicanos y fomentar la formación de muchos jóvenes profesionales que en los últimos tiempos se han encaminado hacia esta carrera. Queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento a los numerosos profesores que, gracias a su conocimiento, dedicación y constancia, han aportado lo mejor de sí al desarrollo de la gastroenterología en nuestro país.