Nueva York.- Artem Marchuk debe huir de Ucrania o morirá. No tengo otra opción. Él, su esposa e hijos vivían en Bakhmut, donde tuvo lugar la batalla más feroz de la guerra.
Incluso si logran escapar de la ciudad, nada en Ucrania parece seguro. “Mis hijos tienen mucha hambre”, dijo la esposa de Artem, Yana, en una entrevista desde la casa familiar en Baltimore, adonde el gobierno de Estados Unidos los transfirió en 2022. La familia Marchuk se encuentra entre más de un millón de personas que la administración Biden ha permitido ingresar a Estados Unidos durante los últimos tres años bajo la llamada libertad condicional humanitaria, que permite a personas sin visas vivir y trabajar temporalmente en Estados Unidos.
Ese programa se ha ampliado a ucranianos, afganos y miles de personas al sur de la frontera entre Estados Unidos y México que huyen de la pobreza y la guerra. Hoy, el programa está en el centro de una batalla en el Congreso sobre una legislación que podría proporcionar billones de dólares en ayuda militar a algunas de las prioridades de política exterior del presidente, como Ucrania e Israel. Los republicanos quieren medidas de inmigración más duras a cambio de una votación sobre la ayuda militar, y limitar el número de personas a las que dan libertad condicional es una de sus demandas.
Para Marchuk, está mal que el programa destinado a salvar a su familia se convierta en moneda de cambio en el Capitolio. Aunque la versión más reciente del acuerdo puede excluir a la mayoría de los ucranianos que buscan dicha libertad condicional, él siente un profundo sentido de solidaridad con otros –independientemente de su nacionalidad– a quienes se les podría negar si el Congreso impone límites al programa. La libertad condicional humanitaria existe desde la década de 1950 para ayudar a las personas vulnerables a huir de países en quiebra y devastados por conflictos, dicen los expertos en inmigración, pero Biden la ha utilizado con más frecuencia que sus predecesores.
Las personas que deseen ingresar a los Estados Unidos bajo este programa de libertad condicional primero deben tener un patrocinador en los Estados Unidos y luego deben someterse a una investigación de antecedentes por parte de las autoridades de inmigración estadounidenses.