La larga marcha hacia febrero ha comenzado

Por alguna razón parece que mayo pasa hasta febrero, y más que una creencia, es una experiencia reciente. Dentro de la administración, está claro que los resultados de las elecciones municipales de 2020 crearon las condiciones necesarias para una victoria en la primera vuelta. Que ésta es la única elección suspendida en nuestra democracia; que el PLD estaba dividido; que su candidato no está a la altura de la tarea; y 16 años en línea ha creado una fatiga que requiere un cambio, no en sus cálculos sino a través de sus acciones y circunstancias que tienen poco impacto. De todos modos, la oposición también midió la importancia de las elecciones municipales, porque la primera ola se convirtió en un mar de [¿mal?] que creó una ola que arrasó con todo, incluidos los candidatos nacionales. ganar. cómodo. Dicho esto, tanto el Gobierno como la oposición son conscientes de su importancia y apostarán todo a que los resultados nacionales se contabilicen en febrero -como antesala de mayo-, contribuyendo así a una profecía autocumplida. Para el Gobierno, los 47 días pasarán rápido -quizás demasiado rápido- y durante estas siete semanas el estado de emergencia retrasará lo necesario; y la urgencia es ganar, y el manual clásico señala que hay que incrementar la celebración de la inauguración de obras públicas; acelerar el gasto para mantener el dinero en circulación mientras se controlan los precios; asegurarse de que los artículos clave de la cesta estén siempre disponibles, sean abundantes y económicos; y acortar el dólar. Al mismo tiempo, las estructuras del PRM tuvieron que funcionar a pleno rendimiento, recuperando a los abandonados, atendiendo a los heridos y guardando las obras de los 28 hombres (y los cuchillos). Para los rivales, el trabajo será como jugar al dominó con las piezas boca arriba. Los músculos del enemigo estaban pesados ​​y la logística se desplegó lentamente; Su mejor opción sería resaltar las fallas entre las palabras del gobierno y su ejecución; prometer el paraíso a todos los que se unan a nosotros; incluso si aprovechar la desilusión, la decepción y el descontento –individual y colectivo– y convertirlos en venganza, movilización y votos seguirá siendo el mayor desafío. Para ambos, los cambios en el liderazgo, los funcionarios electos y los candidatos servirán como señal de éxito, fuerza del discurso y predicción del futuro; La guerra tendrá lugar en tierra y en línea, donde será brutal, feroz e incontrolable. A falta de debate –inútil en nuestros tiempos– apelaremos a las emociones bajas y bajas. La red es un termómetro, un paisaje pero también un vector; y el incendio de la tierra es precisamente lo urgente de ambos lados. Cada día se quemará el muñeco de paja y la persona que diga algo pesará más de lo que dijo. Veremos cheques, contratos, fotos, vídeos –presentes y pasados–; cualquier cosa que contribuya a erosionar la legitimidad de los actores y rebajar el debate al nivel de base, donde a menudo yace la basura. Tal como están las cosas, el corto camino hasta febrero será largo, agotador y por momentos parece que todo el país se decidirá por una pequeña metrópolis… y tal vez ese sea el caso.