Los seres queridos, que muchas veces son los más conmovidos por la dedicación de los atletas y líderes, que se dedican a las actividades deportivas, hoy verán la recompensa a sus esfuerzos. La clase incluida en el 57º Salón Ceremonial de la Fama enseñó buenas costumbres y aprecio por la familia. Los seres queridos, que suelen ser los más conmovidos por la dedicación de los atletas y líderes dedicados al deporte, ahora están viendo las recompensas de sus esfuerzos.
Este hecho concuerda con una expresión que se ha popularizado en el país: el deber está cumplido. Pero esta obligación va más allá del compromiso con la sociedad, se acerca aún más a la obsesión cuando se trata de deportistas de alto nivel, la mayoría de los cuales buscan la cima de lo que hacen. De la misma manera afecta a los promotores del deporte que técnicamente conspiran para guiar a los jóvenes a hacer buenas obras.
De eso se trata la ceremonia del Salón de la Fama. Muchos de estos nuevos miembros necesitaban la economía que se obtenía al ser un deportista inmortal, pero la mayoría se contentaba con ver sus nombres colgados en el Monte Olimpo de la República. Este domingo, el Salón de la Fama del Deporte Local consiguió 12 nuevos integrantes.
Adrián Beltré, Julián Heredia y Armando Benítez en béisbol; Leonardo de Jesús Heredia (Leo Corporán) e Isaac Ogando, hélice, mientras que son exaltadas Lariza Díaz, baloncesto, Brígida Pérez, tenis de mesa y Brenda Corrie, golf. También Dioniso Gustavo en kárate; José Ramos, softbol, Eliseo González, ajedrez y Robert Jiménez, paraatleta.
