Si bien el vocero de los diputados del partido oficial, Julio Fulcar, aceptó la demora para discutir los proyectos como una suerte de mea culpa, el tiempo no es para que las piezas se festinen. Con todo y lo mucho que se hayan debatido en los proyectos tiene que primar la sensatez.
Fulcar adelantó que los diputados también conocerán otros proyectos que reposan en el cuerpo legislativo. Es más que necesario.
Empaña la imagen de diputados y senadores que por intereses particulares o temor a las consecuencias los proyectos citados por el vocero del partido oficial duerman una suerte de sueño eterno en el Congreso.
Con la mayoría con que cuenta en las dos cámaras no es para el PRM imponer, pero sí para propiciar una amplia discusión que culmine con la aprobación de los proyectos. El pasado no es pretexto para la reticencia que se ha tenido frente a piezas que se prometieron en la campaña electoral.
