Participan como directores José Miguel Taveras Auzón y Gabriela Gómez. Además, Samuel Hernández, clarinetista, y Di Blasio Taveras Medina, pianista. El concierto Tesoros de la Patria, 2024, organizado por la Orquesta Sinfónica Nacional en la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito, brindó la oportunidad de mostrar el talento de los jóvenes músicos de hoy en ascenso hacia el luminoso camino de la Excelencia.
Con la Obertura a la Gran Pascua Rusa, del compositor Rimsky-Korskov y bajo la dirección del joven José Miguel Taveras Auzón, dio inicio el concierto. La brillante obertura se inspiró en las melodías pascuales de la Iglesia Ortodoxa Rusa, con el subtítulo Bright Festivities; En su lenta introducción, evoca los cantos litúrgicos God Will Rise y The Angel Spoke. El Andante pinta el lúgubre Santo Sepulcro y el Allegro conduce al ambiente festivo de la misa de medianoche rusa con el repique de campanas.
El segundo tema de la obertura de Cristo Resucitado es una pieza iluminada por el sonido de trompetas, campanas y un maravilloso solo de flauta. Con armonías ardientes y sonidos de colores brillantes, la Orquesta Sinfónica logró un gran momento. El director logró una maravillosa unidad entre las secciones de la orquesta.
Continúa el concierto, la compositora dominicana Mayreni Morel nos transporta a un momento onírico y nos transporta a delicados solos de violín y violonchelo pizzicato en el camino hacia la Bahía de las Águilas y la belleza termal de su zona. Obra bellamente representada que da un aire nocturno dominicano. Un nuevo talento está surgiendo de las olas en nuestra isla caribeña.
Te puede interesar: Marc Anthony lanza un nuevo producto de bachata llamado Punta Cana La primera parte de esta velada musical cerró con el Concierto para piano n.° 21 en do mayor de Wolfgang A. Mozart, interpretado por Di Blasio Taveras Medina. Vientos y cuerdas inician el primer movimiento Allegro maestoso, tras una bella introducción, el piano y la orquesta el protagonista inicia un bello diálogo.
En el maravilloso segundo movimiento del Andante, después de la introducción orquestal, un diálogo que comienza con el piano protagonista, Di Blasio, no se acelera sino que adquiere un florecimiento. El tercer movimiento Allegro vivace assai es lúdico, con brillantes armonías, donde el pianista muestra habilidad y dinamismo. Le deseamos un futuro brillante.
Taveras Auzón logró un buen equilibrio dentro de la orquesta en cuanto a intensidad sonora, solidificándose así como director. Los aplausos duraron. Luego del intermedio ingresó la directora Gabriela Gómez Estévez, quien a pesar de su corta edad ya había desarrollado una larga y prometedora carrera como directora e investigadora.
Escuchamos los mágicos sonidos del poema sinfónico Huapango del compositor mexicano Pablo Moncayo, inspirado en la música popular de Veracruz, compuesto por siete sones jarochos. El espíritu de alegría, los sonidos de trompetas y trombones interactuando, el rasgueo de los violines uniéndose a la brillante sinfonía. El director, con ritmos cautivadores y acciones elocuentes, logró cohesión orquestal y el público contagiado aplaudió.
La velada musical continuó con el concierto para clarinete nº 1, op.26, del compositor alemán Louis Spohr, interpretado por el joven Samuel Hernández Astacio. Después de presentar el primer movimiento Adagio Allegreto en forma de sonata, el clarinetista demostró virtuosismo. En el bello Adagio acompañó la sección de cuerdas, y en el exigente movimiento final Rondó, Samuel Hernández se distinguió por su dominio del vibrato y pasajes rápidos.
Pocas veces tenemos la oportunidad de escuchar un concierto para clarinete, especialmente de Louis Spohr, creo que es la primera vez, aunque me equivoque, pero lo más importante es descubrir el talento del artista. . gran éxito en una carrera que recién comienza y va en ascenso.
El director logró una perfecta armonía, solista-orquesta. Con un final brillante, termina el concierto, escuchamos el movimiento IV Allegro, ma non troppo, de la Sinfonía n.° 8 en sol mayor, Op.88 de Antonin Dvorák, un movimiento jubiloso que recuerda a las danzas eslavas, la melodía dominante es la alegría, la emoción. Con fanfarria de trompeta se inicia el movimiento, luego el violonchelo toca una hermosa melodía, que se desarrolla a lo largo del movimiento, con una virtuosa variación de flauta; El movimiento finaliza con una coda cromática en la que los metales y la percusión son los protagonistas.
La directora Gabriela Gómez, con su manera de capturar cada momento especial, ha demostrado su capacidad y talento, creando un todo armonioso. Definitivamente tenemos un gran director. Agradecemos al director de orquesta José Antonio Molina, director de nuestra Orquesta Sinfónica Nacional, por el Concierto Tesoros de la Segunda Patria del 2024.