Tejada y Polonia están escritos con letras de oro en el libro de los mejores deportistas que han participado en los distintos Clásicos del Caribe. La Serie del Caribe es el evento más grande que se realiza cada año con los campeones de los torneos invernales, un evento que abarca más de seis décadas y en este largo y difícil recorrido, el torneo cuenta con dos jugadores que destacan entre los miles de participantes: Miguel Tejada y Luis Polonia, deportistas interesantes que poseen la mayoría de los registros ofensivos. Tejada y Polonia quedaron escritas con letras de oro en el libro de los mejores deportistas que participaron en las distintas series.
Cada uno cuenta con cuatro franquicias, por lo que será difícil encontrar algún atleta que pueda superarlos en lo que se conoce como la Serie Mundial del Caribe. Tejada, apodado Jugador de la Patria, lidera en puntos anotados con 60, Polonia 50. El récord de bases bateadas con 151, Polonia 127, jonrones 15 y carreras realizadas con 47, Polonia 37.
El oriundo de Baní juega en Águilas Cibaeñas, su equipo de toda la vida, además de Tigres del Licey y Leones. Cable Man es el jugador que más series ha jugado con un total de 13, la mayoría con su equipo Águilas del Cibao, también participó en refuerzos con Tigres del Licey y Leones del Esgido. Es el jugador con más apariciones con 78, más hits con 312, más hits con 94 y más dobles con 19.
En otras divisiones quedó segundo en puntos anotados con 50, detrás de Miguel Tejada, quien tuvo 60 puntos. Segundo en bases alcanzadas con 127, detrás de Tejada, con 151, tercero en triples con 4, detrás de Manuel Mota, 6, y Héctor Rodríguez, 5. Tercero en bases robadas con 10, detrás de Miguel Diloné, con 12 y Roberto Alomar, 11.
El debut de Polonia se produjo en la Serie del Caribe de 1986, en Venezuela, donde quedó campeón Águilas de Mexicali. Luego de jugar los clásicos de 1987 con Águilas, 1988 con Esído, 1993 y 1996 con Águilas, no fue hasta 1997 que ganó la corona del Caribe con Águilas en México. El clásico de 1997 se desarrolló en el estadio Héctor Espino, donde Águilas del Cibao, dirigidas por Mike Quade como entrenador, estuvo presente por décima vez en busca de su primer título.
El partido decisivo de la serie se llevó a cabo el 9 de febrero de 1997 entre el equipo de Águilas que buscaba su primera corona y el equipo de Tomateros de Culiacán segundo de la serie.