La justificación de Yahweh para el diluvio global – respeto la opinión de aquellos que creen que fue una de muchas parábolas en la biblia – fue el aumento del pecado, la maldad humana en la tierra. Y el primer libro de la Biblia capta esta desilusión de Jehová en una breve frase: Todo pensamiento en su corazón era sólo malo (Génesis 6:5). Sabemos cómo terminó la indignación, porque el siguiente versículo dice que este acto humano hirió a Jehová.
Y si comparamos estos tiempos con la evolución de la sociedad dominicana, aunque siempre registremos acontecimientos que sacudieron el alma de la nación, todo muestra que estamos viviendo una decadencia irreversible, enterrando paulatinamente los principios morales, éticos y religiosos que ellos promovieron. Juan Pablo Duarte y Los Trinitarios para definir lo que será nuestra nación. Es muy preocupante que estemos normalizando hechos violentos y criminales que se han perdido en medio de la viralidad difundida en las redes sociales sobre temas que tienen un impacto trivial en el destino de nuestro país.
Y lo peor es que no nos duele el corazón. Es especialmente angustiante leer sobre algunos de los desgarradores hechos, pero en la misma medida lo son los comentarios insensibles que generan en los medios digitales. Admito que soy tan sensible al sufrimiento ajeno que a veces cuando veo un vídeo recopilatorio de accidentes que han sufrido personas, con escenas de caídas y golpes violentos, nunca paso del primer caso porque se me encoge el estómago, aunque sea por un alto grado.
La mayoría de la gente se ríe de eso. Mi interés por los deportes se remonta a mi infancia, pero una cosa que nunca pude ver fue una pelea en el llamado Ultimate Fighting Championship (UFC), porque me parecía repugnante ver a alguien golpear a un enemigo sin piedad, incluso si lo hace. Lo derrotó perfectamente.
Nunca entenderé cómo los medios prestan más atención a la relación conflictiva entre los influencers más virales Tekashi y Yailin, mientras que la tortura que sufrió la tía del niño antes de matarlo sigue siendo un hecho adicional. La opinión pública informó que el cantante mexicano Luis Miguel no habló en el concierto en el Estadio Olímpico de la capital, luego de una pausa que tanto ruido y comentario público generó a través de diversos medios y plataformas digitales, lleva a la nación. Mientras se exagera la inutilidad del silencio de un cantante, la espantosa muerte de un hombre acusado de intentar violar a su madre en prisión cae en el olvido.
Sin investigación y sin juicio, los detenidos fueron declarados culpables de crímenes quizás más brutales y demostraron que se habían tomado la justicia por su propia mano. Y de esto ya no se estudia ni se habla. El cantante urbano Dilon Baby y el beisbolista Wander Franco atrajeron la atención de los medios por supuestamente tener relaciones sexuales con menores, pero permanecieron indiferentes y ajenos a inquietantes casos de hombres golpeados, incluso por las propias llamadas autoridades.
…para proteger a los ciudadanos, como ocurrió en una cabaña en la autopista 30 en Mayo. Las redes sociales nos muestran a diario brutales palizas en la vía pública e incluso ejecuciones de jueces de calle, una muestra de brutalidad que las autoridades han aplicado a instituciones cada vez más débiles e ineficaces, incapaces de imponer el orden público. Y seguimos apostando por la indiferencia y el olvido, porque en nuestro país jugamos para que un caso mate a otro.
La cultura de la violencia que trivializamos demuestra una clara e inquietante falta de amor al prójimo -como en el momento del diluvio universal- que hemos llegado a considerar como una sociedad normal, común y cotidiana. ¿Qué señales antes del fin del mundo fueron detalladas por Jesucristo a sus discípulos y descritas por la Biblia en el Evangelio de Mateo? Y como la maldad aumentará, el amor de muchos se enfriará (Mateo 24:12).
Muy similar a la realidad de esta inundación, pero más clara en la era digital, muestra que nos falta amor por el prójimo, frío como el viento, peligroso como el mar, convocando al coro de una canción humana. . Molestó a mucha gente en el país porque durante el concierto no habló sino que solo cantó.