En parte de la portada del libro aparece Aquiles Azar, un artista absoluto. Hay artistas a quienes sólo les importa la conexión vital con su arte. Y nada más.
Aquiles Azar, dentista de prestigio y clientela exigente, profesor universitario, poeta y -sobre todo- diseñador, este refinado arte pretende crear belleza y recrear la vida a partir de la combinación del carboncillo, el pincel o el uso de los dedos para crear sombras o sombra. El libro Aquiles Azar, artista absoluto, con texto de Marianne de Tolentino y publicado por el Banco Central, nos ataca con imágenes de perfecta y sencilla belleza, con una portada basada en el color negro que simboliza la atemporalidad del arte y una tipografía blanca firmada por el artista, bombardeándonos con un buen montaje matizado por una buena gestión editorial. La presentación del autor estuvo a cargo del escritor José Alcántara Almánzar, presidente del Comité de Publicaciones del BCRD.
Dibujo desde que estaba en el útero. Luego me contó que cuando tenía dos años pintaba con carboncillo una esquina de la pared de mi casa y me pasaba horas haciéndolo. ¿Podría ser este el comienzo de mi arte?
— Aquiles Azar García, Listín Diario, 2007. Por supuesto, es imposible juzgar un libro únicamente por su diseño, que es un aspecto importante pero no fundamental. Un libro digno de su tema, contenido e ideas.
Y estamos muy contentos porque, para un verdadero artista, alejado de los medios, tan apasionado por su trabajo creativo, que le hizo abandonar dos carreras muy productivas: la casa de una facultad privada y la cátedra en una universidad privada, Unphu, era sólo una diseñador, estableciendo un estilo, liberando sus propios códigos gráficos de un estilo, casi una estatua escolar expresionista que creó Aquiles Aleatorio. Marianne de Tolentino dijo que Azar era un artista disciplinado y dedicado. La búsqueda de aprendizaje se realiza visitando museos (especialmente museos internacionales), leyendo libros especializados, practicando conversaciones creativas con otros artistas y pasando muchas horas de reflexión estética.
Personas que creen que los artistas nunca mueren porque su existencia radica en cada una de sus obras y estos talentos reviven cada vez que los espectadores ven sus obras y quedan impactados por su poder y belleza, su belleza artística sigue siendo cierta. Esta publicación da testimonio de su vida y obra que lo distingue, plasmando en cada obra la firma de una estética basada en una asombrosa economía de líneas. Con una notable inclinación por el retrato, Aquiles Azar es el tipo de artista que sabe parecerse a ningún otro a la hora de fotografiar su obra, experimentando con el dibujo lineal centrado en tinta negra y jugando con fondos blancos atemporales y eternos, aportados por el lienzo o el papel.
Ante una obra como la de Aquiles Azar hay que detenerse en el respeto, tener tiempo para admirar y escuchar sus planteamientos, perspectivas y fisonomía. A los que le conocimos en la vida real, en su restaurante Renacer de Gazcue, con su ambiente íntimo y decoración singular, a base de flores y espacios amplios, con un ritmo lento y que se mueve ‘punto a punto’, nos convenció. todo lo que tenemos ante nosotros es una mente singular.
Todo esto lo intenta en una hermosa prosa la crítica y ensayista Marianne de Tolentino, cuyo trabajo de analizar e informar el arte dominicano es el corazón de su trabajo, pero rara vez se centra en una figura aislada en una esquina. que nadie mira ni admira. Aquiles Azar, artista absoluto, la publicación del Banco Central se emite con el simbolismo formal e institucional al que nos tiene acostumbrados, demostrando la calidad de los criterios de selección de los materiales para su publicación y constituye, sobre todo, un acto de justicia, un llamado para la atención a los estudiantes de pintura y dibujo, a los centros culturales encargados de organizar una exposición.
Se puede hacer una sugerencia recopilando sus obras en coleccionistas y galerías de arte, así como en instituciones relacionadas con las artes visuales) para que el público tenga la oportunidad de apreciar La obra de un solo maestro es visualmente coherente. La belleza extrema surge de la sencillez.