Innumerables esculturas salpican el paisaje del centro de Puerto Rico. Desde las cercanías de Cupey, en San Juan, Puerto Rico, hasta el pueblo de Guaynabo hay un corto trayecto en auto. Y sobre el mediodía, junto con mi hija Carmen, con la que llevaba unos días alojados, decidimos comer allí.
Había oído hablar de un restaurante de comida caribeña que se llama Con Recao, me dijo hace unos días. Me acordé de Guaynabo cuando la conocí hace siete años. No me he olvidado de las numerosas esculturas exteriores que tiene el centro urbano.
Incluso la Plaza de los Artistas, que visité en su momento. Avanzamos por la calle Esmeralda, caminando hacia el centro bordeado de palmeras. Algunas de las esculturas a lo largo del camino no tienen ninguna placa.
Llama la atención tal o cual restaurante con diferentes tipos de platos: peruanos, italianos, chinos, japoneses… Seguimos hasta ver a lo lejos el Museo del Deporte. Lo visité en un viaje anterior a Puerto Rico. Incluso para las personas que no son amantes de ningún deporte, es extremadamente entretenido.
¡Mira, la estatua tiene alas! ¡Tómale una foto! Se encuentra en una rotonda a la entrada de la zona de la urbanización Bello Monte.
Lo hizo desde el interior del coche. Volvemos. No hay aparcamiento en la avenida, así que buscamos otra calle.
Nublado. La humedad trae calor. La sombra de las aceras arboladas ayuda un poco.
Un estrecho camino divide el camino en dos. En esta obra destacan siluetas de esculturas de niños practicando algún deporte. La combinación de colores gris verdoso y la vegetación circundante hacen imposible verlos en detalle, pero fue Carmen quien tomó las fotos.
Mira el reloj. Es hora de ir al restaurante. Conocimos a su hija (mi sobrina Carmel) y a su novio, Manolo.
En el menú, mi atención inmediatamente recayó en el Pollo Asopao ($15,99). Este es mi plato puertorriqueño favorito de todos los tiempos. Cuando lo trajeron me quedé estupefacto.
Aquí hay sopa y más sopa, como si el pollo estuviera a punto de nadar en ella. En cuanto al gusto, no era el pollo Asopao que recuerdo. A Carmel, por otro lado, le gustó su Mofongo relleno de verduras ($14,99) y a Carmen le gustó su Pechuga rellena de yema ($15,99).
Asimismo, la pechuga a la parrilla ($12,99) con ajo ($1,75) la pidió Manolo. Después del almuerzo, Carmen y yo continuamos nuestra caminata. Aparca en la calle Alejandro Tapiz y Rivera.
A una cuadra se encuentra la Escuela de Bellas Artes Luis Ferré, un edificio sobre la acera de la calle. ¡Interesante!