uan José Duarte Rodríguez, nació en Vejer de la Frontera, Provincia de Cádiz, España, el 15 de septiembre de 1768, hijo de Manuel Duarte y Ana Rodríguez Livret. Tapia. Bautizado en la iglesia parroquial de El Salvador, el día 18 del mismo mes y año por Tomás Gómez de Andrade, su padrino fue Manuel Ramírez, natural de Vejer de la Frontera.
No se sabe nada sobre su infancia y educación, salvo que quedó huérfano a los 7 años con otro hermano llamado Cristóbal. Aproximadamente a los 27 años y tras la firma del Tratado franco-español de Basilea en 1795, por el que España cedió la parte española de Santo Domingo a Francia, llegó a la isla Juan José Duarte Rodríguez, tomando como punto de partida la registro de la Iglesia de Santa Bárbara de Santo Domingo, en el que consta que Don Juan se presentó como padrino del niño José Ramón Alvague, ceremonia que tuvo lugar el 4 de octubre de 1799. Marchó desde Santo Domingo en 1801, hasta Mayagüez, cuando Toussaint Louverture atacó la isla, regresando a casa en 1809, cuando Santo Domingo volvió a ser colonia española, estableciéndose como proveedor comercial de mercancías para barcos, estableció un negocio en Atarazanas.
. Fue el único comerciante extranjero que se negó a firmar un manifiesto de apoyo a Boyer durante la invasión de Saint-Domingue en 1822, y que se negó un año después a rendir homenaje al intruso general Hérard. Se caracterizó por ser un ciudadano de conciencia tranquila, de sentimientos puros, reacio a que su nombre se asociara con ninguna mala acción y, actuando noblemente como lo hizo, precedió a su sucesor en virtudes y en su personalidad.
Juan José transmitió a sus primeros hijos los valores, principios, valentía y sobre todo el sentimiento de libertad e independencia de toda dominación extranjera. Formó a su hijo en el amor a la libertad, lo animó desde pequeño a luchar por una patria independiente, le interesó mejorar sus conocimientos y ampliar su cultura enviándolo a estudiar a países más desarrollados, centrándose en las grandes potencias. .
Juan Pablo viajó a Nueva York, Europa (Londres, París y Barcelona), donde se sumergió en las ideas de la época. Declarando a su regreso a su tierra que lo que más amaba eran los privilegios y libertades de Cataluña, que añoraba para su país, declaró que era el fuego que le había inculcado su padre, el espíritu independiente. Que los ancestros del Padre de la Patria sean o no reconocidos por esta nación dependerá de sus ancestros, no sólo por ser padre de Juan Pablo Duarte, sino también por sus sacrificios, dedicación, luchas y dolor por su sufrimiento en apoyo a la República.
El apoyo de don Juan José a la causa independentista fue un hecho que lo colocó, como a un patriota, en el papel de ciudadano ilustre, con patriotismo entrenado, predicó con palabras, también le dio una lección elocuente sobre su ejemplo. El 25 de noviembre de 1843 falleció don Juan José Duarte Rodríguez en la ciudad de Santo Domingo, recibiendo cristiana sepultura en una de las cúpulas de la Capilla del Rosario de la iglesia parroquial de Santa Bárbara. El gran compromiso de continuar con este legado es relevante para las generaciones venideras, en este sentido no parece descabellado invitarlas a continuar con la valentía, la honestidad y los valores que don Juan José imbuyó de patriotismo.
Los ideales se mantuvieron a pesar del paso del tiempo y el pensamiento de Duarte se mantuvo íntegro.