Roma, 14 febrero (EFE).- El Papa Francisco llamó este miércoles a ser introspectivos en un mundo reservado a la sociedad y en el que todo debe estar expuesto y exhibido. se lamentó durante la misa del Miércoles de Ceniza con la que inauguró oficialmente la Cuaresma. Este período de purificación previo a la Semana Santa, dijo, tiene como objetivo ayudarnos a desmaquillarnos y todo lo que nos ponemos para parecer más llenos, mejores de lo que realmente somos.
Significa mirar dentro de nosotros mismos y darnos cuenta de quiénes somos realmente quitándonos las máscaras que a menudo usamos, frenando nuestra locura, aceptando la verdad sobre nosotros mismos. Sostiene que la vida no es una actuación. Francisco presidió la imposición de las cenizas, que simbolizan la finitud de la existencia, en la Basílica de Santa Sabina de Roma, aunque, como en años anteriores, no participó en la procesión anterior debido a su notoria portabilidad.
problemas. En su homilía afirmó que la Cuaresma es también una invitación para nosotros, enfatizó que muchas veces vivimos afuera, tenemos miedo de ser notados, necesitamos siempre ser admirados y apreciados. Lamentó que sin darnos cuenta nos encontramos sin un lugar secreto donde detenernos y protegernos, inmersos en un mundo en el que todo, incluso las emociones y sentimientos más íntimos de nosotros, debe convertirse en ‘sociedad’.
Y agregó: ¿Pero cómo puede ser social algo que no sale del corazón? Incluso las experiencias más trágicas y dolorosas pueden no tener un lugar secreto que guardar: todo tiene que ser expuesto, expuesto, discutido en su momento. Por eso el Santo Padre llamó a los fieles a orar en adoración silenciosa y a no tener miedo de quitar los velos del mundo y volver al corazón, a la esencia.
La celebración del Miércoles de Ceniza, como manda la tradición, se celebró una vez más en el monte Aventino de Roma, con una procesión de cardenales, obispos, clérigos benedictinos y dominicos y monjes Minh, además de algunos creyentes. Francisco esperó hasta que terminó la procesión de Santa Sabina y después de su homilía bendijo las cenizas colocadas con hisopo y luego el cardenal Mauro Piacenza, prefecto del centro penitenciario y celebrante de la misa, aplicó las cenizas sobre su cabeza, antes de continuar trabajando con él. .
El resto asistió a misa. EFE