El factoring surgió en Estados Unidos y Gran Bretaña a principios del siglo XX, como un mecanismo financiero para dotar de liquidez a la industria textil, cuyo crecimiento requería importantes cantidades de recursos más grandes para satisfacer las necesidades de los mercados locales y lograr exportaciones. Con el tiempo, este método de ganar dinero se extendió rápidamente a varios países del mundo, beneficiando no sólo a las empresas sino también a las economías de los países que utilizan esta herramienta financiera. En otros países europeos como Italia, varios autores han dado su opinión sobre la práctica del factoring: Silvio Lisoprawski y Carlos Gerscovich explican que el factoring se estableció en España, Inglaterra y Francia durante el período colonial.
. Por otro lado, Newton De Lucca entendió que este procedimiento de recolección de recursos apareció rápidamente en el siglo XIX, cuando los británicos establecieron colonias en otros países del continente americano. En 1940, empresas originarias de América del Norte especializadas en factoring se establecieron en Europa y alcanzaron su pleno desarrollo 20 años después, cuando los bancos europeos comenzaron a desplegar este tipo de servicios a sus clientes, como medio para solucionar las dificultades crediticias del momento.
Así es como grandes empresas han iniciado operaciones de factoring en Alemania, Italia, Francia, Bélgica y Reino Unido. En la mayoría de los casos, las empresas se forman como resultado de fusiones con empresas estadounidenses. El impacto económico del factoring se refleja en los datos publicados por Factor Chain International (FCI), organización que agrupa a las principales empresas especializadas en esta actividad a nivel global.
Los informes reflejan un aumento constante en los volúmenes de recursos en Europa, Asia, Australia, África y América entre 2008 y 2012. Europa tuvo el crecimiento más fuerte, de 888.528 millones de dólares en 2008 a 1.299 millones de dólares en 2012; Asia es la segunda región con mayor volumen de actividad, alcanzando los 200 mil millones en 2008, hasta los 500 mil millones en 2012; África y Australia tienen un desempeño más bajo. Los países latinoamericanos han visto el potencial de este instrumento financiero para su desarrollo económico y han tratado de establecer regulaciones para su implementación precisa y flexible.
Brasil, México y Chile registraron un aumento continuo en el volumen de operaciones durante el período mencionado. De hecho, en 2008 Brasil realizó operaciones por un monto de 22.055 millones de dólares, y en 2012 ese monto había aumentado a 43.627 millones de dólares. El país alcanzó su mayor volumen de negociación en 2010, alcanzando una cifra de $49.050 millones.
México y Chile realizaron operaciones por un valor que oscila entre los 9.550 millones de dólares en 2008 y los 26.130 millones de dólares en 2012. Como podemos observar, tanto en Europa como en América Latina, la cantidad de recursos administrados por las empresas de factoring activo aumenta cada año, lo que enfatiza la necesidad de liquidez de las empresas para financiar sus operaciones. El factoring es una herramienta eficaz para obtener recursos de forma rápida y a bajo coste, teniendo en cuenta el valor del dinero en el tiempo.