La Ciudad de San Diego (California) acuerda que el tribunal indemnizará a los familiares de un inmigrante mexicano que fue asesinado por un policía y desapareció sin considerar la muerte del hombre. Crisis mental en su familia. El abogado que representa a los familiares del mexicano José Alfredo Castro Gutiérrez, Eugene Iredale, presentó en conferencia un video que incluye imágenes de cámaras corporales de siete policías llegando a la casa donde fue asesinado el personal de construcción el 19 de octubre de 2020.
La policía disparó varios tiros con una pistola no letal para inmovilizar a Castro Gutiérrez, de 39 años, quien gritaba pidiendo ayuda porque en su delirio pensó que alguien quería matarlo. Sin embargo, y en un acto que sorprendió al resto de policías, uno de los agentes le disparó con una pistola de perdigones. El inmigrante murió diez minutos después.
Iredale dijo que la muerte completamente innecesaria dejó una viuda y dos huérfanos. El abogado añadió: ‘No creo que haya sido una muerte deliberada, sino claramente una falta de preparación de la policía y negligencia al no utilizar todas las herramientas disponibles antes de recurrir a la fuerza. Mortal’.
La viuda de Castro Gutiérrez, Ana Clareth Ojeda, psicóloga y trabajadora en la ciudad fronteriza mexicana de Mexicali, lamentó durante una conferencia la muerte de su esposo y llamó a las autoridades a asumir la responsabilidad de responder ante situaciones de crisis, aclara esta labor, como salvar vidas. depende del buen comportamiento. Por su parte, el cónsul de México en San Diego, Carlos González Gutiérrez, dijo que su sede defenderá cualquier caso de abuso contra mexicanos en el condado de San Diego.
El consulado fue el primero en responder a la muerte de Castro Gutiérrez y autorizó al abogado Iredale para representar a los familiares del mexicano fallecido. El abogado dijo que Castro Gutiérrez alquiló una habitación a una familia de inmigrantes de San Diego con quienes era muy cercano. El hombre que trabajaba en San Diego para enviar recursos a su familia había sufrido un colapso mental antes, pero fue menos persistente que el día de su muerte.
La familia que lo acogió lo tranquilizó. Ese día, sin embargo, llamó a la policía para ayudarlo a calmarse, porque Castro caminaba con la cortina de la ducha en la mano pidiendo ayuda, y tenía miedo de que este hombre lo matara, incluso lo hiriera accidentalmente. pero la mujer nunca pensó que él le haría daño: la policía vendría a matarlo.
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