La exposición podrá verse en esta institución cultural de Baní, de martes a sábado, de 9:00 a 17:00 horas. El centenario del maestro Ramón Oviedo ha permitido irradiar múltiples perspectivas desde la amplia retrospectiva propuesta por el Museo de Arte Moderno. Uno de ellos fue propuesto por Baní.
El Centro Cultural Perelló cuenta con una exposición de 50 obras, centrándose en la colección que Fernando Báez Guerrero y Nancy Tavárez de Báez reúnen desde hace 30 años. Organizado por Amable López Meléndez, Oviedo: 100 años. Obras seleccionadas de la colección Báez-Tavárez basan su propuesta en la condición humana de su propietario.
Oviedo no sólo fue uno de los pintores dominicanos más diligentes sino también uno de los más inquietos. Atento a las nuevas tendencias estéticas, siempre luce juvenil y casi siempre se parece a Oviedo. Lo que López-Meléndez llama variabilidad estilística nos habla de un deseo incansable de estudiar arte.
Pero también una mente cuyas inquietudes existenciales lo llevaron a profundas y fructíferas reflexiones y estudios filosóficos, tan poéticos como vinculados a la vida cotidiana. En 1988, el joven crítico y poeta López-Meléndez entrevistó al maestro para su segunda retrospectiva en el Museo de Arte Moderno. Cuando se le preguntó cuál es la fuente de vida más importante para las personas creativas, la docente respondió: Las personas.
El hombre con sus inquietudes en todos los aspectos. Los humanos somos trabajadores y creadores. La gente es igual al compartir rituales y creencias religiosas.
El hombre con su amabilidad. El ser humano tiene su propio mal, en definitiva, es un ser humano en su conjunto. Dos elementos existen a lo largo de su obra: uno es el rigor técnico.
Y otra mirada irónica sobre sí mismo, sobre lo que le rodea, e incluso investigaciones sobre los acontecimientos de la época. Se podría decir que Oviedo es un rebelde, alguien que se rebela constantemente contra lo que se da por sentado. Se rebeló contra sí mismo, contra lo que algunos consideraban establecido en su ideología estética y filosófica.
Y reaparece con una novedad siempre apasionante, con la que derriba sus propias barreras. Hacia el año 2005, la marca Absolut Vodka llega a República Dominicana gracias a una brillante iniciativa artística. Invitó a artistas visuales a una exposición en Plaza España.
Ramón Oviedo y Fermín Ceballos son dos artistas dominicanos seleccionados por la marca, entonces representada en el país por Andrew Brant, para participar en el proyecto de arte público. Su propuesta fue tan única, novedosa y juvenil que sorprendió a todos. Oviedo tenía entonces 81 años.
El célebre crítico e investigador Abil Peralta Agüero reflexionó sobre la exposición celebrada en el Centro Cultural Perelló: Esta es una pintura que se llama más allá de la inmediatez, un arte, por la dignidad de su comportamiento mental y ético, ubicándose al lado de la obra de Goya, William La atmósfera de Turner, la magia de William Blake y el misterio dramático de Edward Münch, sin distinguir entre la ética proposicional su capacidad de seducción y contemplación que ofrecieron Charles Baudelaire y Walt Whitman en sus discursos poéticos. .. De aquí surge la universalidad de una obra que con el tiempo irá adquiriendo cada vez mayor valor y sedimentación cultural en el arte dominicano y probablemente será redescubierta por nuevas generaciones en otras fronteras.