Nueva York.- Cuando el Secretario de Estado Antony J. Blinken habló esta semana con el Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu, funcionarios estadounidenses y árabes expresaron un optimismo cauteloso sobre la última propuesta de alto el fuego de Hamás en la Franja de Gaza . Sin embargo, horas después de hablar con Blinken, Netanyahu parecía decidido a pronunciar un encendido discurso dirigido a una audiencia nacional.
En lugar de aparecer con el ministro de Asuntos Exteriores en una conferencia de prensa después de la reunión del miércoles – como es habitual en este tipo de visitas – el líder israelí lo evitó. Se reunió a solas con periodistas y denunció la propuesta, que los estadounidenses vieron como una oportunidad para negociar una solución. ‘Cumplir con las ridículas exigencias de Hamás –que hemos escuchado- no permitirá la liberación de rehenes y sólo provocará otra masacre’, dijo el Primer Ministro Netanyahu.
Poco después, Blinken ofreció una versión y valoración mucho más mesurada de la oferta de Hamás en una conferencia de prensa en Jerusalén, diciendo que si bien nada era imposible, dejaba abierta la posibilidad de llegar a un acuerdo. Este jueves, Blinken concluyó su quinta visita a Oriente Medio en cuatro meses desde el inicio de la guerra en Gaza, dejando claro que las relaciones entre la administración Biden y Netanyahu se han vuelto más tensas. Esto plantea interrogantes sobre cómo este proceso puede llegar a un acuerdo para poner fin al conflicto.
Blinken está tratando de lograr un alto el fuego en Gaza, la liberación de los rehenes israelíes en poder de Hamas y, en última instancia, un proceso de paz más amplio para la región. Sin embargo, un obstáculo para su visita podrían ser las importantes presiones políticas internas que enfrenta el Primer Ministro israelí. Blinken ha tratado de convencer a Netanyahu de que Estados Unidos, trabajando con sus aliados árabes, ofrece incentivos significativos para alcanzar un acuerdo de paz.
Esto incluye la apertura a la reconstrucción de Gaza y la posibilidad de establecer relaciones diplomáticas formales entre Israel y Arabia Saudita. Pero si Netanyahu da prioridad a una audiencia interna en las negociaciones con Hamás, podría poner a prueba la paciencia de los líderes árabes, que están cada vez más frustrados por el creciente número de muertes entre civiles palestinos en Gaza.