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Las denuncias del exterior deben ser serias y responsables

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La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Organización de Estados Americanos (OEA) son instituciones esenciales para Colombia, especialmente en tiempos de crisis.

AME8145. WASHINGTON (Estados Unidos), 21 de junio de 2023.- El Secretario General de la OEA, Luis Almagro, participó en un foro sobre democracia y derechos humanos, en un diálogo con jefes de delegaciones de observadores permanentes en la 53 Asamblea General de la OEA, hoy en Washington (Estados Unidos) . estados).

EFE/Lenin Nolly. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Organización de Estados Americanos (OEA) son instituciones esenciales para Colombia, especialmente en tiempos de crisis. Su mandato también les otorga el poder de llamar la atención sobre lo que está sucediendo en nuestro país, algo que ningún actor político nacional puede negar.

Sin embargo, esto no justifica la afirmación de que, en sus recientes declaraciones, hayan caído en un estado de inexactitud, en un estado de alarmismo ignorante y hayan participado directamente en el juego de presión sobre el Tribunal Supremo Judicial, que goza de autonomía. , según nuestra Constitución. Las organizaciones internacionales son de poca ayuda ya que emiten declaraciones vagas que continúan avivando las llamas de la retórica interna.

Primero está el secretario general de la OEA, Luis Almagro. Mientras la Corte Suprema de Justicia presenciaba feroces protestas iniciadas con el consentimiento de la Cámara de Representantes de Nariño, el Ministro Almagro hizo declaraciones que llevaron a la gente a creer que Colombia era un Estado fallido al borde del colapso. Entre todo lo dicho, su declaración llamó especialmente la atención sobre cómo la OEA exigió el abandono de los esfuerzos de diversos actores políticos por dañar el proceso democrático en Colombia y consideró necesario asegurar que el presidente Gustavo Petro, debidamente electo en junio, en enero El 19 de enero de 2022 finaliza su mandato presidencial.

Sólo hay un problema: a la luz de hoy, no hay ningún proceso que amenace la longevidad del presidente Petro en la Casa de Nariño. La fiscalía no podría tocarlo, aunque quisiera; El fiscal no podía tocarlo, aunque quisiera, y el Comité de Acusación, su juez natural, ni siquiera estuvo cerca de abrir un juicio político en su contra. El papel del ministro Almagro, tan importante en la protección de la democracia en el continente, quedó finalmente reducido al de caballo de batalla retórico de un sector político del país.

Luego viene la CIDH, que parece estar mal informada sobre el funcionamiento de la Corte Suprema de Justicia de Colombia. En un comunicado, escribieron que la elección del jefe de la fiscalía finalizará el 7 de diciembre de 2023. Esta no es la verdad.

Históricamente, las discusiones sobre la elección de los fiscales a menudo han llevado mucho tiempo porque es un proceso complejo cuyo objetivo es llegar a un consenso o a una mayoría fuerte. La Corte ha venido ejerciendo su derecho a considerar el tiempo en su selección. Deberías poder hacer esto sin que te pisen el cuello.

Todo esto no es para negar que el procesamiento de Francisco Barbosa dejó un terrible legado de politización ni que el cargo interino de la fiscal encargada, Martha Mancera, sembró una nube de dudas sobre su carácter institucional. Sería beneficioso para el país que el Tribunal fuera elegido lo antes posible, pero aún queda un largo camino por recorrer antes de que se pueda decir que el período intermedio constituye un colapso institucional. Tampoco podemos ignorar las presiones del Presidente de la República para intervenir en este proceso.

Tampoco compartimos la voz de la soberanía sobre las opiniones de los organismos internacionales. Tienen derecho a expresar su opinión sobre el país y a levantar la mano cuando piensan en ello. Sin embargo, esto no los hace infalibles y les impone la responsabilidad de ser estrictos en sus exigencias.

Su función es promover la estabilidad y el diálogo, y en las últimas semanas han fracasado estrepitosamente en este esfuerzo. ¿No estás de acuerdo con este editorial? Envía tu contraeditorial de 500 palabras a elespectadoropinion@gmail.com.

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