Cambiar la carne por bacalao es solo una penitencia para quienes no les gusta el bacalao. Es muy comodo. ¿Dónde está el sacrificio?
El moderno y santo Papa Francisco lo dijo de muchas maneras: es mejor abstenerse de palabras, abstenerse de lo que duele y hacer el bien a los demás. Más carne que cerdo, ternera u otros animales. Si intentamos interpretar y comprender el lenguaje de las parábolas tal como lo usó Jesús, podemos inferir y asumir que los vicios, la gula, el consumo, el exceso y otras actitudes que causan daño y nos perjudican también pueden considerarse carnales.
Cada uno interpretó las parábolas como mejor le convenía, luego nos tranquilizamos y nos limitamos a la tradición católica de no comer carne durante unos días. También te puede interesar: Martes sin festival ¿Qué pasaría si en lugar o además de renunciar a la carne animal, durante cuarenta días dejáramos de comer tanta información basura o simplemente dedicáramos la mitad de nuestro tiempo a los chismes del mundo del espectáculo? Cuarenta días de ayuno personal según nuestras necesidades: bajar el volumen de la música que daña los oídos de los vecinos, reducir los refrigerios o los gastos excesivos y dar la mitad a una organización o personas necesitadas.
Las opciones son variadas y lo mejor es que cuando llegue Semana Santa seremos mejores personas. Tengo un grupo de amigos que hacen estos sacrificios todos los años. Cada uno elige un método de penitencia según su debilidad: cuarenta días sin comer dulces, sin comprar ropa, sin decir nada, sin alzar la voz…