Salud

Problemas cardíacos y niveles de azúcar en sangre falciformes impuestos en las cárceles de RD

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Otros problemas, en porcentajes importantes, son: niveles de azúcar en sangre, problemas de visión, obesidad y problemas renales.

Sufrimiento de los reclusos revelado por el censo de 2022 realizado por la Defensoría del Pueblo, incluidos los centros de renovación de los modelos CCR, CPL y CCR-CPL La investigación cualitativa se centra en modelos nuevos y antiguos de alojamiento de delincuentes adultos. La condición predominante en las cárceles de República Dominicana son los problemas cardíacos, que se están convirtiendo en una enfermedad de alto riesgo que afecta a reclusos de diferentes edades y géneros. Otros problemas, en porcentajes importantes, son: niveles de azúcar en sangre, problemas de visión, obesidad y problemas renales.

Pero además, en las cárceles del país las medidas de bioseguridad son muy débiles para evitar la propagación de pandemias y enfermedades infecciosas. Esto es aún más cierto en los centros de modelo antiguo, donde algunas áreas están diseñadas para 200 personas pero conviven hasta 700 personas juntas. Estas aseveraciones se detallan en un estudio cualitativo sobre las condiciones de salud en los centros penitenciarios de República Dominicana, presentado por el conciliador este jueves.

Cada uno debe cuidarse, nadie más se cuida, hay que cuidarse uno mismo, subraya una de las declaraciones dirigidas a la citada autoridad pública autónoma, encargada de proteger a los ciudadanos de sus privilegios individuales y colectivos. Sin embargo, dice el informe, la única forma de separar a un preso de otro en las prisiones del país es si tienen Covid-19. El trabajo de prevención de otras enfermedades infecciosas es un asunto personal.

Por ejemplo, los presos con tuberculosis o neumonía son mantenidos con otros presos sanos en habitaciones superpobladas, lo que facilita la propagación del virus. Según las investigaciones, todo tipo de enfermedades y mayores factores de riesgo de infecciones virales, infecciosas y de transmisión sexual. Las condiciones insalubres de los centros pueden agravar algunos de estos problemas, como los problemas renales.

Por su parte, enfermedades infecciosas muy peligrosas, como la tuberculosis y la hepatitis, siguen apareciendo en las estadísticas de los centros penitenciarios y en las investigaciones cualitativas realizadas, aunque ya han sido reportadas en informes anteriores como los de la Comisión Interamericana. de Derechos Humanos en 1999. En este orden, el informe dice textualmente: en los datos estadísticos y en las entrevistas también aparece la existencia de personas que viven con VIH en prisión, así como enfermedades de transmisión sexual y otras infecciones, sin un sistema de prevención en los centros penitenciarios.

. Personas con VIH, tuberculosis, neumonía y otras enfermedades infecciosas viven con otros detenidos. La respuesta de la organización señala que se distribuyen condones para prevenir enfermedades de transmisión sexual y el VIH, pero no reconoce que en los centros de mujeres se proporcionen métodos anticonceptivos para prevenir embarazos no deseados.

Se entiende que más adelante no habrá embarazo, por lo que se desconoce su realidad emocional y sexual. Los resultados de la investigación muestran que muchos encuestados padecían estas enfermedades antes de ingresar al centro, mientras que otros las contrajeron al ingresar al centro. Se entiende que quienes vinieron con ellos los vieron deteriorados luego de estar encerrados.

En algunas de estas declaraciones se destacó que los traslados a los hospitales no sólo requerían trámites burocráticos, requiriendo autorización con varios meses de antelación, sino que si se entregaba dinero al personal el traslado se realizaría ahora más fácilmente. La información recogida en el censo de la Defensoría del Pueblo (2022) muestra que el 31,74% de las personas con alguna enfermedad no han recibido tratamiento médico. En comparación con los datos publicados anteriormente sobre los problemas de salud y enfermedades más comunes, esta situación es muy preocupante.

Aquellos que informaron haber recibido algún tipo de tratamiento informaron que era poco frecuente e intermitente, como se muestra en la Figura 2. Estos datos reiteran la observación del grupo de la encuesta de que existen muchas barreras a la hora de continuar el tratamiento en un momento determinado. su enfermedad, incluidos aquellos con cáncer o enfermedades crónicas.

Pero además, según el mediador, los detenidos también tienen dificultades para ser trasladados a centros médicos para recibir atención médica.

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