Política

Abinader y los debates electorales

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El filósofo afirmó que el sufragio universal y las elecciones justas son condiciones necesarias pero no suficientes para la democracia, ¡y qué razón tenía!

En un artículo publicado en Reforma, octubre de 2017, Enrique Krause enfatizó que existe una relación proporcional entre los daños causados ​​por ciertos desastres naturales inesperados y la falta de debate público, y señala que esta tesis fue defendido por Amartya Sen, premio Nobel de Economía en 1998, en su artículo de mayo de 2004, El ejercicio de la razón pública (Letras Libres, n° 65). El filósofo afirmó que el sufragio universal y las elecciones justas son condiciones necesarias pero no suficientes para la democracia, ¡y qué razón tenía! Es hora de salvar el Ágora.

Es hora de volver al debate de ideas en un mundo dominado por el populismo y la posverdad, donde la indignación ha derrotado al debate. Es hora de regresar o visitar los debates de las elecciones presidenciales. En estos terribles tiempos de descrédito y descrédito que vive la democracia liberal en el mundo, nadie tiene la oportunidad de liderar un país, una gran metrópoli o una pequeña metrópoli; dirigir la legislación de una provincia o departamento si no es capaz de explicar sus propuestas y tener el coraje, la tolerancia y el espíritu democrático para debatirlas con sus oponentes.

Por todo lo anterior, saludamos la decisión de Luis Abinader de participar en el debate presidencial que albergará el IYCF, a pesar de su condición de presidente de un patológico estado presidencial donde el jefe de Estado era el zar en chacabana. La obra es amor, no buenas razones, razones triviales, justificaciones débiles, malos versos y peores argumentos. Hasta la fecha, ningún presidente de nuestra joven democracia, y mucho menos tres veces las intenciones de voto de su rival más cercano, ha aceptado participar en un debate electoral.

La decisión del Presidente es una de sus mayores contribuciones a nuestra democracia. No hay nada que te obligue a discutir. Ninguno de sus asesores, por diversos motivos de RealPolilik, lo recomienda.

A veces los presidentes tienen que actuar como estadistas en lugar de líderes cotidianos. Como Peña… mira más allá de la curva.

Hablo de un aporte que una vez pase la locura olvidadiza y cínica que son las campañas electorales de nuestro país, el país y todas sus banderas tendrán que reconocerlo. El trabajo es amor, no una razón débil. Para ser demócrata, debes estar dispuesto a practicar la democracia hasta el punto de ser vulnerable.

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