Benjamin Netanyahu, pero inmediatamente dio marcha atrás, diciendo que no existe una línea roja y que nunca abandonaría a Israel. En un intercambio algo contradictorio con el entrevistador, Biden dijo que no pueden matar a 30.000 palestinos más debido a la persecución de los militantes de Hamás. Biden y sus asesores han instado firmemente a Netanyahu a no lanzar una gran ofensiva en Rafah hasta que Israel desarrolle un plan para la evacuación masiva de civiles del último tramo de Gaza, que aún no ha invadido con fuerzas terrestres.
Más de la mitad de los 2,3 millones de residentes de Gaza se encuentran refugiados en la zona de Rafah. Hay otras formas de abordar, de confrontar… el trauma causado por Hamás, dijo Biden, refiriéndose al ataque del grupo islamista del 7 de octubre en el sur de Israel, que mató a 1.200 personas.
Cuando se le preguntó si la invasión israelí de Rafah era una línea roja para él y Netanyahu, Biden respondió: Es una línea roja, pero nunca abandonaré Israel. La defensa de Israel sigue siendo fundamental. Así que no hay una línea roja (donde) cortará todas las armas para que no tengan que proteger la Cúpula de Hierro.
Sin embargo, Biden enfatizó que Netanyahu debe prestar más atención a las vidas inocentes perdidas como resultado de las medidas adoptadas. Reiteró su llamado a un alto el fuego de seis semanas para liberar a los rehenes y entregar ayuda, incluso cuando las negociaciones parecían estancarse. Cuando se le preguntó si se podría alcanzar un alto el fuego antes del mes sagrado musulmán del Ramadán, que comienza alrededor del 10 de marzo, Biden respondió: Creo que todavía es posible: creo que siempre es posible que suceda.
Nunca lo dejaré. (Reporte de Matt Spetalnick; Edición en español de Ricardo Figueroa)
