Me pareció un comentario extraño, pero analizándolo me di cuenta de que quizás el vocabulario de Don Mariano no era rico, pero entendió claramente lo que quería decir. No confío en los políticos y menos si son dominicanos. Y lo más triste es que cada día causan más daño a la gente, porque si se mira bien, los candidatos están castrando el cerebro de la gente.
Dijo que esto estaba relacionado con las elecciones del 18 de febrero y expresó su preocupación por lo que podrían hacer en las elecciones presidenciales de mayo. No más vergüenza Don Mariano lamenta el informe de los observadores internacionales, en los que admitieron que hubo compra de votos en las elecciones municipales. De hecho, están investigando a varias personas por este delito.
La realidad es que este señor, como muchos de nosotros, teme que en mayo se repita la misma acción y se vuelva a castrar el cerebro de los electores, porque eso es lo que le han hecho a quienes se dejaron aprovechar, poniendo en peligro la gobierno. paz y estabilidad del país. Calma en una ciudad maravillosa.
Lo sentí tan confundido por esta pregunta que le pedí que viniera conmigo a una ciudad maravillosa donde la apertura es protagonista de todas las formas de votación, incluso en los sindicatos, como los médicos, los abogados, los periodistas… Respetando la voluntad popular. no es negociable.
Ninguna cantidad de dinero o promesas pueden comprar la conciencia de una persona. Esta frase de Don Mariano les castró el cerebro, en este lugar no la saben y creo que nunca la escucharán porque allí la dignidad prima sobre el dinero. La gente vota por un candidato, no por un partido.
Lo hace por confianza, no por manipulación. Lo motiva el bienestar de la comunidad y no lo que puede lograr individualmente. ¡No son!
de regreso Don Mariano no podía creer que lo que estaba viviendo fuera real. Admiraba tanto el orden electoral en esta gran ciudad que no podía dejar de admirar el cuidadoso trabajo de los electores y de quienes representaban a cada candidato. Miren cada colegio electoral, el respeto a la democracia abunda y nadie se atreve a doblegar la voluntad del pueblo.
Fue algo tan grande que muchas veces me pidió que no lo trajera de nuevo a la realidad de República Dominicana, donde hablar de elecciones es hablar de caos, de peligro, de capitalismo, de oportunismo, de amiguismo, de compra de cédulas de identidad, de la basicidad, y sobre todo los cerebros castrados, lo que más temía don Mariano y rogó a Dios que en mayo todos podamos vivir como en una gran ciudad.