Los colores fríos son adecuados para el dormitorio, mientras que los colores más dinámicos son perfectos para la sala de estar. Si hay un elemento en el diseño de interiores que tiene la capacidad de cambiar mágicamente la naturaleza de un ambiente es el color. Si bien no existen reglas establecidas con respecto a la selección de colores, podemos ofrecer algunas pautas para ayudarlo a elegir, dependiendo de cada habitación de la casa.
Por eso, cuando sentimos que nuestra casa necesita un cambio, es posible que decidamos volver a pintar las paredes. En este sentido, los colores fríos, con su efecto calmante, serán apropiados en el dormitorio, mientras que los colores cálidos, más temperamentales y dinámicos, serán perfectos para espacios de estar y de reunión, como el salón. Además, es importante considerar el tono, la intensidad y la saturación.
Si quieres incorporar en tu habitación colores que aporten más luz y alegría, el verde es una opción para quienes quieren estar en contacto con la naturaleza. Lo mismo ocurre con el azul, que no sólo se utiliza en dormitorios de estilo náutico. Ambos son frescos, pero con tonos arena y tonalidades taupe y beige -intensidad media- calientan ligeramente.