Las relaciones entre China y el bloque de la UE se han vuelto tensas después de que Europa iniciara una investigación en 2019 el mes pasado sobre los subsidios proporcionados por Beijing para los vehículos eléctricos. Las empresas europeas en China están bajo presión de un entorno cada vez más politizado alimentado por tensiones geopolíticas entre Beijing y Occidente, según un informe de la Cámara de Comercio de la Unión Europea publicado el miércoles. Las relaciones entre China y el bloque se han vuelto tensas después de la apertura de una investigación europea el año pasado sobre los subsidios proporcionados por Beijing para los vehículos eléctricos.
Además, reina la incertidumbre entre los empresarios tras múltiples búsquedas e interrogatorios a empresas consultoras estadounidenses en China. Las empresas europeas deben asignar más recursos para cubrir riesgos en un mercado chino menos predecible, lamentó en su informe la Cámara de Comercio de la Unión Europea. Más de la mitad de los empresarios encuestados (55%) confirmaron que el entorno empresarial está más politizado que el año pasado, afirmó la organización, que representa a más de 1.700 empresas en China.
Este sentimiento general de inseguridad ha provocado que el 76% de las empresas afiliadas reconsideren su exposición a China y diversifiquen sus cadenas de suministro en los últimos dos años. Sin embargo, sólo el 12% de ellos ha creado una alternativa completa fuera de China, y sólo el 1% ha optado por abandonar completamente este mercado, señala la Cámara. En los últimos meses, el concepto de mitigación de riesgos se ha colocado en el centro de la política de la Unión Europea para garantizar su seguridad de suministro.
El estudio asevera que esta idea es contraria a la teoría del desacoplamiento promovida en Estados Unidos para aislar a China y cortar las relaciones comerciales con el país. La Unión Europea ve a China como un socio pero también como un competidor y un rival sistémico. El ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, dijo este mes que este acuerdo trilateral no era ni realista ni factible en la práctica.
Respondió como si un auto estuviera en una intersección y los semáforos se pusieran en rojo, amarillo y verde.
