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La Victoria ayer era tierra de dolor, dudas y desesperación

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Este fue el caso de Nelly Coronado, quien mantuvo allí a su hijo y, según la madre, no había recibido ningún alimento ni bebida desde el día de la tragedia.

Ayer se vivía un ambiente desgarrador en las afueras del Penal Nacional La Victoria, donde familiares de presos desesperados se acercaron para buscar información sobre el estado de sus seres queridos, porque no Se sabe si estuvieron entre las 11 personas que murieron a causa del incendio que afectó parte de la estructura el pasado lunes. Con platos de comida en las manos y lágrimas en los ojos, hombres, mujeres y adolescentes se reunieron frente a la puerta de la prisión para pedir a las autoridades que dejaran entrar a los presos que aún estaban presentes en el comedor. Este fue el caso de Nelly Coronado, quien mantuvo allí a su hijo y, según la madre, no había recibido ningún alimento ni bebida desde el día de la tragedia.

Incluso no se les dio la cantidad de comida que me dijo que le llevara, no les dieron agua y se dijo que estaba aquí la abogada Miriam Germán y dijo que les faltaba todo, que les daban agua. y una mentira; no les pasó nada. “Esta gente está aquí, marchitándose de hambre…”, dijo entre lágrimas mientras se le quebraba la voz.

Puedes leer: Conoce a las familias afectadas por el incendio Similar situación es la de la señora Caridad Frías Fersola, madre de Wellington Gutiérrez Frías, de 27 años, quien cumple condena en el mencionado penal. La mujer, pese a confirmar que su hijo seguía vivo, sostuvo que no sabía nada de él desde el lunes por la mañana. Separaron a todos los que estaban juntos…

tenían un grupo tirado ahí, en el suelo, sin agua, sin nada durmiendo en el suelo. No son perros, son seres humanos que cometieron errores y tuvieron que pagar el precio, pero no es así…, exclamó sosteniendo en la mano una foto de su hijo. La falta de comunicación y la ausencia de detalles sobre la situación dentro del complejo penitenciario aumenta aún más la ansiedad de los familiares, quienes temen lo peor y exigirán a las autoridades que conozcan la situación, la salud y seguridad de sus seres queridos.

Por su parte, las autoridades del centro se han abstenido de compartir cualquier tipo de información sobre lo ocurrido y han mantenido en el anonimato los nombres de las víctimas que fallecieron en este lamentable accidente, así como las identidades de cuatrocientos reclusos. Ahora han sido trasladados a otras prisiones. La observación de la zona afectada por el incidente fue complicada porque las restricciones de movimiento dentro de la prisión no permitían una observación cercana.

Sin embargo, tras adentrarse en los callejones ubicados en una esquina del penal y subir al techo de una de las casas, la escena apareció clara y triste. Desde este lugar, lejos de las tierras devastadas, donde reinaba el silencio de la tumba, el sufrimiento y la tristeza se apoderaron de la gente del lugar. El fuego destruyó todo a su paso, dejando la zona en estado crítico y reducida a escombros.

Dado que es probable que el número de muertos sea mayor, muchos supervivientes se quedaron solo con lo que llevaban puesto en el momento del incendio, ya que el incendio se llevó lo que tenían.

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