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Luesmil Castor canta para Mama Tingó

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Luego de la muerte de Florinda Soriano, Mama Tingó, el 3 de noviembre de 1974, fue alcanzada por los balazos del hacendado Pablo Díaz Hernández y el capataz Ernesto Díaz (Durín).

Luego de la muerte de Florinda Soriano, Mama Tingó, el 3 de noviembre de 1974, fue alcanzada por los balazos del hacendado Pablo Díaz Hernández y el capataz Ernesto Díaz (Durín). En República Dominicana nació un movimiento de campesinos sin tierra organizados en asociaciones y federaciones para luchar contra el sistema ilegal de tierras. Entre los líderes más destacados de este movimiento se encontraban Zoilo Ramos, Ángel Ramírez, Mario Ogando y Pedro de León, quienes surgieron desde las profundidades del Sur con sangre, sudor y lágrimas para escribir una historia que obligó al tirano de Trujillo, Joaquín Balaguer, a instruir a su obediente Congreso para que apruebe una ley de reparto para beneficiar a los hombres y mujeres rurales con una parcela de tierra.

Este movimiento fue el primer homenaje que recibió el líder campesino nacido en Villa Mella, Santo Domingo, y caído en Hato Viejo, Yamasá, en medio de la lucha por defender sus derechos y los de los millones de dominicanos sobrevivieron, dominaron y desposeídos. Incluso si los poetas de hoy rechazan la poesía como una herramienta comprometida con la lucha contra la injusticia social, todavía se alzan voces desde una formación diferente y una escuela diferente. No por las posibles influencias de Pedro Mir, Neruda, Vallejo, Hernández o Guillén; quizás tampoco por el legado de Ramón Francisco, Abelardo Vicioso o René del Risco, sino por el golpe a los sentidos que cada amanecer trae ante la humillante realidad.

50 años después, ondeando la bandera de la memoria, la canción de Luesmil Castor, autor del libro Mamá Tingó, sonó en el agua temblorosa, soplando como el viento. Se dice que desde fuera se ven con más claridad los colores de la bandera, y eso le ocurrió a este poeta y narrador que, desde su viaje real o imaginario a París, había visto con mayor claridad el fulgor del líder campesino, arrebatado De las garras del olvido, la figura de una de las mujeres más fuertes de la historia de la agricultura. Con la publicación de Mamá Tingó en temblor de agua, la inspiración que Luesmil Castor admitió haber recibido de sus viajes por París, Madrid, Tokio, Lima y otras ciudades, marcó la propuesta poética de un autor entregado.

El poeta (periodista, narrador y profesor universitario) Castor obsequió a los dominicanos una colección de 21 poemas editados por Tiempo de Nuestros Editores, con prólogo de César Sánchez Beras y texto de contraportada de José Leger Peña, con un impresionante retrato de portada del dibujo. Por Román Castillo Espinosa. Hablo a los dominicanos: y no generalizo a los latinoamericanos, porque creo al escritor José Carvajal cuando dijo que la literatura dominicana no viaja; Para conocerla, los lectores de otro país deben ir al país que más ama el Almirante.

Mama Tingó en Agua Temblando es un homenaje a la mujer que trabajó y luchó; Para la persona que se mira en el espejo, la campesina de hoy, más que una simple mujer, es una diosa, un símbolo de la nación. Esta es una crítica mordaz al vergonzoso sistema de propiedad; Gracias al terrateniente y a Dios por su silencio ante la injusticia. Escuchemos el canto del Castor: Los oídos del universo quedan ensordecidos por los atronadores disparos que arrugan el silencio en los tímpanos de Dios.

El autor es un poeta.

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