El proceso electoral que produce una mayoría debe explicarse precisamente en términos de la fuerza del partido ganador. Dejarse seducir por el espíritu de victoria tras el éxito en la contienda podría bloquear el imprescindible puente de concordia y convertir una vez más el período postelectoral en un escenario de conflictos y contradicciones. La mayoría política se vuelve efectiva al ser productiva y eficiente, desde el momento en que suma segmentos de la ciudadanía capaces de apoyar los cambios estructurales de la nación.
Por eso las llamas de las luchas partidistas deben ser preventivas y no crear heridas irreparables que, una vez pasado el día de las elecciones, impidan niveles esenciales de consenso. Y cuidándonos durante todo el debate, surge la posibilidad de hacer útil y relevante la incidencia electoral inteligentemente gestionada. En política, los crímenes de hoy se convertirán en los obstáculos del mañana.
Apoyo el establecimiento de cuotas de representación municipal y parlamentaria con suficiente transparencia para evitar disputas infructuosas cuando resultados desfavorables llamen a la puerta del sector opositor. Además, debemos prestar mucha atención a la noción de que la mayoría amenaza el sentido del equilibrio democrático, porque una potencia derrotada tiende a convertirse en un obstáculo para explicar su comportamiento dominante. Puedes leer: Humildad en la victoria De ahora en adelante, en el PRM y organizaciones aliadas, debemos generar conciencia de que la verdadera tarjeta política inteligente está en convertir las victorias electorales en mayorías ciudadanas.
Es decir, atraer a un segmento de la población para que apoye mandatos institucionales en los que no debe prevalecer la lógica partidista sino la conciencia cívica, no necesariamente tipifica la visión y las acciones de las organizaciones políticas clásicas. Detengámonos un momento y recordemos la tragedia de la exclusión social, el embarazo adolescente, la situación fronteriza, el empleo juvenil, el sesgo obrero, el cambio en la estructura tributaria del país, la inversión en el sector salud, la construcción de una agenda con la diáspora, con el pueblo. la inseguridad, la promoción de una cultura de transparencia y la lucha contra la corrupción y el medio ambiente, entre otras cuestiones, son herramientas que la gente quiere.
Después de mayo, y en el marco de mis responsabilidades partidistas, estoy trabajando para ganar la primera vuelta, pero hay que pensar en el sentido de utilidad cívica que tiene la mayoría en el orden parlamentario y en el presidente. La tarea importante es ganar sin ser aplastados y sin abandonar nunca un sentido útil de mayoría política acompañado de un verdadero sentido de humildad.