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Mercado fronterizo con RD, una solución para que los haitianos se abastezcan

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A las 8 de la mañana, bajo la estrecha supervisión de la Fuerza de Seguridad Fronteriza (Cesfront) especializada y agencias de inteligencia, República Dominicana abrió su puerta fronteriza.

DAJABÓN (REPÚBLICA DOMINICANA), 25 de marzo de 2024.- Los haitianos esperan este lunes en el paso fronterizo de Oaunaminthe (Haití) para cruzar la frontera y abastecerse de productos , principalmente alimentos, en el mercado binacional de Dajabón (República Dominicana). Este movimiento se da de manera continua en la frontera entre Haití y República Dominicana, especialmente en días de mercado como este lunes, donde miles de haitianos aprovechan la oportunidad para adquirir productos raros en su país. EFE/Orlando Barría Dajabón (República Dominicana).- Los lunes y viernes, cuando funciona oficialmente el mercado binacional de Dajabón (noroeste de República Dominicana), miles de haitianos acuden a la frontera para dirigirse al país vecino a comprar productos raros.

en su país. territorio y también para vender sus productos. Este lunes no es una excepción.

A las 8 de la mañana, bajo la estrecha supervisión de la Fuerza de Seguridad Fronteriza (Cesfront) especializada y agencias de inteligencia, República Dominicana abrió su puerta fronteriza. Del otro lado, miles de haitianos, en su mayoría mujeres, esperan desde el amanecer el inicio del mercado binacional. También te puede interesar: La FAO advierte sobre la inseguridad alimentaria aguda que afecta a casi la mitad de los haitianos Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), la escasez de alimentos significa que casi la mitad de la población de Haití, o 4,97 millones de personas de 11 millones, se enfrentan a la inseguridad alimentaria y, entre ellos, 1,64 millones de personas se enfrentan a una inseguridad alimentaria grave.

en la fase de emergencia 4 de la Clasificación Integrada de Fases de la Seguridad Alimentaria (CIF). Pero no sólo los haitianos vienen a comprar, también hay otros que vienen a ofrecer sus productos. Es el caso de Archibald Wilfred, de 45 años, que vive en la localidad haitiana de Juana Méndez (a pocos metros de la frontera) y lleva seis años regentando un puesto de comida en el mercado binacional.

Ahora vendo más comida que antes porque desafortunadamente ya no hay mucha comida en el mercado. Archibald dijo a Efe que había poca comida y nada de dinero. Sus clientes son principalmente comerciantes de diferentes ciudades de Haití, incluida la capital, que luego revenden los productos.

Cuando se le preguntó su opinión sobre el despliegue de delegaciones extranjeras en su país, Archibald estimó que la llegada de tropas representaba el 50% de la solución. Espera que si llegan sea bueno porque la gente espera seguridad y con ellos se acabarán las pandillas. Mientras tanto, al otro lado de la frontera, muchos policías haitianos intentan mantener el orden, separando en grupos a miles de personas que esperan en grupos llegar al puente fronterizo de forma relativamente ordenada, antes de entrar al lado dominicano.

A pesar de los esfuerzos de la policía, la situación se volvió cada vez más caótica ya que muchas personas querían ser las primeras en pasar, lo que provocó empujones, golpes y caídas. En Dajabón, las autoridades dominicanas están recopilando datos biométricos de miles de personas que ingresan al país para controlar el ingreso al país. En pleno interior del mercado binacional, miles de personas se mueven con imparable excitación, gritando, empujándose, comprando y vendiendo todo tipo de productos, principalmente alimentos, como lo demuestran las largas filas de carretillas, “triciclos” y paquetes.

sobre las cabezas de las mujeres que regresan a Haití. Los vendedores y compradores no son los únicos que entran y salen de la frontera. Media hora después de la apertura de la estación fronteriza llegó el primer camión del Departamento General de Migración dominicano con decenas de haitianos deportados del país.

María, una joven de unos treinta años, se bajó de la camioneta llorando y temblando: “He vivido en Dajabón toda mi vida, pero mi mamá nunca me escribió un periódico”, dijo. Salí a comprar algo y el inmigrante me subió al camión. “No sé qué haré ahora”, añadió, caminando lentamente hacia Juana Méndez.

Y no es el único camión. A lo largo del día, llegaron más personas con los deportados, política que continuó a pesar de los llamados de Naciones Unidas y organizaciones de derechos humanos para detener las deportaciones desde República Dominicana ante la situación violenta y peligrosa que vive Haití.

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