De esa unión de las raíces que integran esta tierra surgieron las recetas criollas, sin perder sus esencias originales y entre los alimentos más utilizados en la cocina nacional están el arroz blanco, las habichuelas (frijoles rojos o pintos), el coco, el ají, la batata, la yuca, el plátano y el aguacate.
Son varios los platillos favoritos de los quisqueyanos, pero algunos mantienen el cetro: el sancocho, derivado del cocido español; el mangú, un puré de plátanos verdes preferido para el desayuno; y el casabe de harina de yuca, sustituto del pan.
El arroz es muy especial. Sirve como acompañante, pero destacan el llamado locrio, especie de paella; el moro, con legumbres y vegetales; el asopao, y por último, el chofan (versión de arroz frito), con un lugar bien ganado.
También son muy populares en la gastronomía los tostones (conocidos aquí como fritos verdes); el pollo – casi siempre guisado y condimentado con orégano-, los yaniqueques, crujientes pasteles rellenos con queso, verduras o carne, y las ensaladas verdes.
Los postres son también favoritos de los comensales. Un plato único dominicano y típico en Semana Santa son las habichuelas dulces. Se confecciona con una crema de frijoles con leche, canela, clavo, pasas y azúcar.
¿Y que prefieren beber los dominicanos? Pues entre las bebidas alcohólicas el primer lugar lo ocupa el ron, que cuando se une con hierbas aromáticas, canela y miel se le llama Mamajuana, pero igual gustan de una nutritivo líquido que combina leche evaporada y jugo de naranja, conocido con el peculiar nombre “Vivir soñando”.
Hay otros muchísimos platos que se deben probar en República Dominicana, entre estos el chivo guisado, los pasteles en hoja, el mofongo (plátanos fritos, machacados y mezclados con pasta de ajo y chicharrón) y los quipes (versión del kibbeh libanés), elaborada con carne de res molida y trigo.
