El encuentro es un sueño desde hace mucho tiempo y se nos dio precisamente el día 16 del presente año, cuando el vespertino Última Hora celebra su 54 aniversario. Somos ex compañeros que trabajamos bajo la dirección de Ruddy L. González, quien lideró uno de los períodos más gloriosos del país.
Somos una familia y nunca había encontrado tanta unidad en ningún medio. Pasamos por la transición de las máquinas de escribir a las computadoras, y nuestras computadoras, tan grandes como dinosaurios, a veces se convirtieron en agujeros negros que devoraban textos que estaban destinados a caer en una galaxia lejana porque no podían recuperarse. A menudo se trata de informes complejos o de información en preparación.
Entonces, ante el grito del soldado afligido: mi trabajo está perdido, todos nos levantamos y lo rodeamos y sin perdernos la frase: ahora todo te irá mejor, pues resulta que todavía está en producción. Murphy también cumplió su regla en el editorial: el único sábado que preparábamos la edición anterior de La Tarde Alegre, a la una de la tarde el sistema falló, se perdió todo el trazado y tuvimos que empezar de nuevo. Coincidimos en que esta revista es nuestra gran escuela, la base para afrontar con éxito otras experiencias profesionales; Por esto y mucho más para nosotros, Última Hora siempre será la primera de la tarde.