Yanela Hernández y Xiomara Rodríguez están exentas de lucir sus respectivos talentos y fortalezas actorales. Más de 30 años de trayectoria en la industria teatral, sus obras son muy apreciadas por el público y la crítica, así como el respeto que demuestran por su carrera actoral, los hacen merecedores de un lugar muy especial en el panorama del arte local. .
En esta obra, renovada este fin de semana, las actrices dan vida a Julia y Marisó, dos amigas de toda la vida, con visiones diferentes de la vida, la religión y la sexualidad, en la comedia de contenido social Las Vagas son Eatos, dirigida por Raúl Méndez, escrita por la actriz y dramaturga puertorriqueña Lily García Catalá y dirigida por Elvira Taveras. Yanela y Xiomara escapan de los prejuicios. Siguieron maliciosamente un documento impío.
Dicen tener conocimientos a la hora de discutir temas tabú, de los que ni siquiera el tacto puede escapar al daño, castigados con la excomunión por una turba bien educada, gente religiosa y reaccionaria, que puede sentirse atacada por sus acciones. Julia es una mujer casada, acosada por el machismo de un marido que ha perdido todo interés sexual en ella, por los obstáculos mentales y morales con los que creció, los mismos que le impedían disfrutar del sexo libre incluían la doctrina católica, como la la razón misma o el pensamiento crítico. Irónicamente, Marisó optó por una vida monástica vocacional, sin que esta condición la imbuyera del espíritu más rebelde, alegre y rebelde hacia las tendencias que históricamente han tratado de dominar la vida: la vida de quienes adhieren a una determinada religión, se ve impedida de tomar decisiones valientes.
juicios. , para protestar contra los dogmas establecidos o para obedecer lo que les dictan los jerarcas eclesiásticos, que muchas veces, no siempre, viven una doble vida muy alejada de lo que predican. Entre risas, las actrices hacen que el público se cuestione y, al hacerlo, cuestionan doctrinas fiscales que se han ido forjando durante siglos en la mente de millones de personas y que nadie se toma el tiempo para pensar en lo que realmente es un delito.
En Las vaginas son ateas, el público asiste a una especie de discurso sexual y moral con tono humorístico en el que se derrumban innumerables mitos, como si fueran castillos de naipes. La puesta en escena, de estructura sencilla y minimalista: un simple banco de cualquier parque, donde dos amigos acuden a confesarse su amor, es creación del productor y director (Raúl Méndez y Elvira Taveras), sin embargo, es toda una aventura. Apuesta por la interacción entre los personajes y el público así como por la confirmación del calibre de las dos actrices principales de esta historia.
Se trata de una hermosa obra en la que los sentidos se ejercitan continuamente mediante la combinación de emociones que se unen a lo largo de 60 minutos de actuación, con un tema común de dos cuerpos que se expresan de manera diferente, armoniosa y dramática, bajo el manto y protección de un tiempo atemporal, Texto inteligente y apasionante. La obra está programada para presentarse el viernes 15 de marzo, sábado 16 de marzo y domingo 17 de marzo en el bar Juan Lockward del Teatro Nacional.