En un buen restaurante, la comida es de calidad de restaurante. En la pequeña Plaza Juan Dauhajre, ubicada en la Avenida Simón Bolívar, casi esquina con la Avenida Abraham Lincoln, funcionan varios establecimientos de comida. Dos de ellos viven aquí desde hace muchos años.
Otros desaparecen y llegan otros nuevos. La alta calidad de la comida es lo que marca la diferencia y en este caso Il Bacareto acertó. La aceptación del buen gusto es tal que tiene sentido reservar mesa, cosa que hacemos Laura Olivo y yo, en un día laborable, después de terminar nuestra jornada con la revista Aldaba.
Cogimos un taxi desde Listín porque el aparcamiento es limitado y tuvimos que acudir al valet parking, no sé cómo lo hacen porque no se puede aparcar en la calle. Desde la última vez que estuve aquí, si no recuerdo mal, han movido la entrada y hay otra habitación. Es más ancho.
El camarero nos condujo hasta la mesa, en el último rincón, a la derecha, en la segunda sala. Aunque esta no es la mejor ubicación, nos permite chatear con mayor privacidad. Me gusta esto.
En una pared está su tradicional pizarra con las especialidades del día escritas con tiza blanca. Pero preferimos elegir del menú. Lo que resulta un poco incómodo de leer es el poquísimo tipo de iluminación, aunque como decoración es un detalle ambiental con mayor privacidad.
Laura y yo comentamos los platos antes de decidir qué pedir, según el gusto del momento. Llama la atención el Angus Pepper Steak, con un precio de RD 1,995.00, al igual que el Trufa Porcini Rissotto, con una generosa media ración con un precio de RD 495.00. Obviamente debe haber muchos de ellos.
En cuanto a los ñoquis, ¡espero que sean solo patatas! Los facturaron como Pasta Aglio Olio, por RD$480.00. Por cierto, una buena ración.
Y como estamos en Osteria, el vino no falta. Tienen vasos Bogle Especial por RD 650.00. Aunque quedamos satisfechos, pedimos postre: pastel de manzana con helado, cada uno a un precio de RD$650.00.
Delicioso. (El servicio de pan con pepinillos corre por cuenta de la casa). Osteria tiene una cocina.
En Italia, el lugar donde originalmente se servía el vino se llamaba osteria, aunque a veces también se servían allí platos sencillos. En cualquier caso, esto sigue siendo un signo de un ambiente familiar, aunque, como señala audioguiaroma.com, detrás de estos nombres familiares se esconden a veces auténticos restaurantes, por utilizar el término Osteria para indicar que allí se puede degustar la cocina tradicional romana.