En mi mochila de trabajo diario tengo un pequeño peine cubano de plástico naranja que mi abuelo Otilio siempre llevaba consigo. Normalmente lo paso por mi cabello antes de ir a trabajar todos los días. Las personas que amamos, siempre encontramos maneras de recordarlas en nuestros recuerdos.
Nunca he conocido a un hombre tan sabio y honesto, no cambia sus ideales por ningún tipo de fortuna. Un día, cuando fui a una consulta de cáncer con él, me dijo, ya sabes, lo único que le pedí a Dios que me diera fue morir antes que tu abuela. Estoy casada y vivo según mis principios, creo en Jesús, no le tengo miedo a la muerte, esa es la mejor manera de abrazar a mi Amigo.
De él heredé mi vocación de comunicador, era una figura pública, un gran orador. Un intelectual sabe ponerse en el lugar de los pobres. La familia es su gran tesoro, está orgulloso de cada uno de sus hijos y nietos.
Si hacen un documental para nuestros hijos y nietos, una parte de su personalidad podrá descubrirse en nuestro día a día. Su amor nos moldeó. Oró todas las noches, luchó por la Revolución Cubana y nunca pidió privilegios especiales por su dedicación.
Se conforma con poco, su verdadera riqueza tiene nombre: familia. Cuando en un momento le pidieron que eligiera entre la fe o el avance en algún tipo de estructura partidista, siempre se volvió hacia la Iglesia, con su brújula espiritual clara. Leí casi todos los libros que poseía, le encantaba aprender y me suscribí a sus memorias para publicarlas como novela.
Será otro recuerdo de él viajando con sus seres queridos. Era un verdadero político, amaba a la gente y la gente honesta lo amaba. La Iglesia era su hogar, su inspiración era San Francisco de Asís, la pobreza entre los pobres era más que un simple eslogan, una declaración moral que nunca lo abandonó.
No puede soportar la injusticia. Me preparó para su partida, pero nunca se fue. Ahora, cada vez que me encuentro con una situación difícil o estoy preocupada, toco mi mochila, toco su peine y cobro fuerzas para avanzar con fe y coraje por el camino lleno de esperanza de vida.
Él me inspiró.