El momento de ruptura que lo provocó debe hacer rezar a Leonel Fernández para que termine el proceso electoral. Estaba en la posición de alguien que me pide pasarme esta copa. Fernández necesita la jornada electoral, para la que faltan 30 días.
A veces hay cargas tan pesadas… Cada candidato, incluido Roque Espaillat, encontró en la lucha electoral una manera de alimentar sus esperanzas. El extraño coleccionista lo testificó cuando fue detenido por militares en la frontera.
En otro discurso introspectivo de un político, se dirigió a estrategas y directores de campaña que señalaron debilidades. Fernández tuvo que abandonar el lugar porque los resultados de las elecciones municipales dejaban demasiado claro lo que le esperaba. A eso se suma la terquedad de las encuestas, donde se pronostica que los números de Fernández y Abel Martínez serán la mitad que los del presidente Luis Abinader.
Algunas personas piensan que a los políticos les faltan emociones y piensan que todo en ellos es sólo una simulación. Y ciertamente, la historicidad está entre las acciones de los candidatos. Desempeñan su papel, siguiendo las instrucciones del director de campaña, pero también sufren y encuentran reveses.
Fernández es un político afortunado. Esta columna lo ha dicho muchas veces, pero su destino ha cambiado y él lo sabe, aunque el guión que debe seguir le haga mostrar una faceta diferente. Y recuerda la historia del comediante Garrick, actor inglés, contada en el poema de Juan de Dios Peza.
También se puede comparar con las palabras de un orador lírico que dijo: Delante de todos me río y en el pecho me duele el corazón. Aun consciente de las adversidades que se avecinaban, Fernández no pudo negarse, porque aún no se había determinado quién sería el líder de la oposición y quién podría ganar este trofeo. La ansiedad de Fernández se vio acentuada por la posible derrota de su hijo Omar Fernández, un aprendiz político que se postula para senador por el Distrito Nacional.
Ahora está claro que fue un error excluirlo de un grupo donde podía repetirse, conducirlo por un camino lleno de trampas. Ningún padre quiere que su hijo fracase y la líder de Fuerza del Pueblo no es la excepción. La ansiedad está carcomiendo la paz interior del candidato presidencial de FP y su caso recuerda la vieja canción de Jibarito de Lares: Es mejor que esto termine, es mejor para los dos.
Lo suyo no es agradable.