Por Dr. Rubén Rodríguez, Nutricionista Clínico – Nutricionista Renal – Nutricionista Bariatra/@drrubendarior La diabetes mellitus (DM) sigue siendo una de las principales enfermedades crónicas del mundo y el número de personas con diabetes se ha cuadriplicado en las últimas tres décadas. La Federación Internacional de Diabetes (FID) estima que 415 millones de adultos tenían diabetes en 2015 y, para 2040, se espera que esta cifra aumente a 642 millones.
En el marco de las intervenciones farmacológicas combinadas, las intervenciones dietéticas siguen siendo la piedra angular de la prevención y el tratamiento de la diabetes. El tratamiento primario para reducir la incidencia y gravedad de la diabetes tipo 2 se centra en la naturaleza y calidad de los nutrientes consumidos. Los ritmos circadianos son ciclos de 24 horas regulados por osciladores moleculares endógenos llamados relojes biológicos.
El impacto de la dieta en los ritmos circadianos implica claramente la relación entre factores como el horario de las comidas y los nutrientes, lo que se conoce como crononutrición. Este reloj biológico prepara al cuerpo para los acontecimientos que ocurren durante el día. Estos incluyen parámetros fisiológicos como la secreción hormonal, la frecuencia cardíaca, el flujo sanguíneo renal, el ciclo de sueño-vigilia y las fluctuaciones de la temperatura corporal.
Está influenciado por el cronotipo de un individuo, por lo que el cronotipo nocturno también se conoce como cronotipo tardío, por lo que existe un impulso biológico para consumir alimentos más tarde en el día. Las investigaciones en esta área muestran que se ha demostrado que la hora del día influye en la respuesta de la glucosa en sangre después de las comidas, lo que a su vez tiene efectos importantes sobre la diabetes tipo 2. Los estudios experimentales y transversales han demostrado un beneficio de comer más temprano en el día que en la noche sobre los niveles de glucosa en sangre después de las comidas.
Se ha demostrado que cambiar la composición de macronutrientes de la cena aumentando el contenido de proteínas y grasas es una estrategia sencilla para mejorar los niveles de azúcar en sangre después de las comidas. Los alimentos con un índice glucémico (IG) bajo consumidos por la mañana mejorarán la respuesta del azúcar en sangre con mayor eficacia que cuando se consumen por la noche. El orden de presentación de los alimentos también tiene un potencial significativo para reducir los niveles de azúcar en sangre después de las comidas (por ejemplo, primero las verduras, después la carne y al final el arroz).
Estas recomendaciones prácticas pueden considerarse estrategias para mejorar el control glucémico, en lugar de centrarse únicamente en el valor nutricional de las comidas, para optimizar los hábitos alimentarios de estos individuos. Se ha informado que las aberraciones del reloj circadiano afectan la ingesta de alimentos, el metabolismo de la glucosa, la regulación del peso y la obesidad. Saltarse el desayuno y comer tarde puede alterar este ritmo circadiano.
Los pacientes que trabajan en turnos nocturnos son los más afectados, especialmente debido a la mala calidad del sueño. Pueden determinar el tipo de verpertino o cronotipo posterior, en función de este aparente cambio metabólico. Puede resultar útil considerar estos datos como aliados para mantener niveles de azúcar en sangre más estables y lograr una mejor salud general.
Esta columna es una sección educativa de la Sociedad Dominicana de Nutrición Clínica y Metabolismo. Escribe tus preguntas a articulos@sodonuclim.org y nos puedes encontrar en @sodonuclim.