Dos nuevos espectáculos anunciados para el viernes 24 de mayo y el sábado 25 de mayo en la misma sala Ravelo del Teatro Nacional donde tuvieron dos fines de semana exitosos La responsabilidad de representar a un personaje real, controvertido, misterioso y que presenta determinadas características físicas o motrices no es tarea fácil. A menudo corremos el riesgo de caer en una burda imitación, en una caricatura. Lo ocurrido durante los dos fines de semana de la obra El Gallo, en la Sala Ravelo del Teatro Nacional, pone de relieve este conjunto de observaciones.
Encarnar al expresidente Joaquín Balaguer en las salas para el actor Francis Cruz no sólo fue un desafío sino también un compromiso total. El actor se apoya en un texto biográfico irónico, irreverente, íntimo y claro; dramático y humorístico, a la vez, histórico, del dramaturgo dominicano Rafael S. Morla y la dirección de Fausto Rojas, con quien forma el trío aventurero, para hacer realidad esta experiencia contemporánea.
Francisco no sólo memorizó el complejo y a veces difícil texto de Morla, sino que también estudió al propio Balaguer en los gestos, expresiones y actuaciones con las que el político adornaba sus discursos; Sin embargo, no pudo escapar a la morbosa tentación de caricaturizar al personaje. A su favor podemos señalar que tuvo éxito. Revivió a través de sus gestos y monólogos a una de las personas más importantes (amada y odiada) de la historia contemporánea de la vida dominicana, cuya única muerte, el 22 de julio de 2002, logró eliminar su ego, sus dudas, esa única cosa.
el inquietante aire de tirano que tuvo sobre las elites del poder durante más de 50 años. La descarga más sublime de la trama reside en la famosa y misteriosa página en blanco del libro Memorias de un cortesano en tiempos de Trujillo. François, Fausto y Morla de Balaguer parecen preocupados, perturbados por la implicación de que el asesinato del periodista Orlando Martínez en 1975 pudo haber ocurrido y por sus intentos de evitar cualquier responsabilidad por el asunto.
En la colección de símbolos, el gallo es indispensable. Este animal fue originalmente el símbolo representativo del partido reformista fundado por el propio Balaguer y fue entendido como un símbolo de las terroríficas y terroríficas luchas del escritor, que también fue escritor, durante sus primeros 12 años de gobierno represivo. Otro símbolo, menos elocuente pero no menos importante, es el espejo en el centro, que representa el ego del líder, las expectativas culturales más amplias y el poder que representa (nunca alardees de ello).
. Este lecho de muerte, o lecho de reposo, según se quiera verlo, donde descansó Balaguer y otros dirigentes, políticos importantes, representantes del clero, figuras del público como artistas o deportistas, dándole un halo de misterio, son También atrapado en esta puesta en escena. El monólogo se convierte en una combinación de técnicas teatrales, desde el uso de títeres hasta el uso de máscaras ya características de las obras de Fausto y una teatralidad oscura, en la que abarca todo tanto el contexto como las emociones que les aporta la representación.
de un personaje como este. Con El Gallo descubrimos a un Francis Cruz, por no decir histórico pero sí bastante polifacético. Descubrimos a un actor que reconoce su escala y que claramente trabaja duro para afrontar cada nuevo desafío.
Descubrimos que no basta con transformar físicamente a un intérprete en un personaje concreto, sino que también se necesita fuerza, determinación y compromiso para lograrlo. El gallo ha logrado un éxito considerable. Además de los dos últimos fines de semana completos, también han anunciado dos nuevos espectáculos el viernes 24 de mayo y el sábado 25 de mayo en la misma sala Ravelo donde nació.
!! ¡¡Felicidades!!
