El magnesio se considera un mineral importante para el cuerpo humano porque juega un papel fundamental en muchas funciones corporales. Sin embargo, a pesar de su importancia, la mayoría de las personas no obtienen suficiente magnesio en su dieta diaria y todavía no están seguras de qué tipo de suplemento necesitan. En este sentido, es importante empezar diciendo que, como explica un artículo de la Clínica Mayo, el magnesio es un mineral importante que contribuye a la formación ósea, la síntesis de proteínas, la función muscular y nerviosa, además de regular los niveles de azúcar en sangre.
Además, también tiene como objetivo prevenir enfermedades cardíacas, diabetes y osteoporosis. Algunos estudios muestran que el magnesio puede ayudar a reducir la ansiedad y mejorar la calidad del sueño. El Journal of Medical Sciences Research realizó un estudio que revela que la suplementación con magnesio puede mejorar los síntomas de depresión y ansiedad en mujeres con síndrome premenstrual.
Puedes leer: Risotto: La joya de la cocina italiana Según los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU., el horario recomendado para consumir este mineral es por la mañana o por la noche, aunque depende del objetivo deseado. Para quienes quieran tomarlo por la mañana, diversos estudios realizados por los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU.
indican que complementar el magnesio a esta hora del día puede ayudar a mejorar los niveles de energía y reducir la fatiga (31). Asimismo, este mineral tiene un efecto positivo en el control del azúcar en sangre, lo que puede beneficiar a las personas con diabetes. Para quienes prefieren tomar magnesio por la noche, los estudios de la organización también aseguran que tomarlo antes de acostarse puede tener un efecto relajante y mejorar la calidad del sueño en personas con insomnio o dificultades para dormir.
El magnesio puede ayudar a calmar el sistema nervioso. Aumenta la fuerza muscular, alivia los dolores de cabeza, previene el envejecimiento prematuro, reduce y evita los ataques de asma, controla el ritmo cardíaco, reduce el riesgo de diabetes tipo 2 y fortalece los huesos. Frutos secos y semillas: almendras, nueces, cacahuetes, avellanas, pipas de calabaza y pipas de girasol.
Legumbres: judías, lentejas, garbanzos y guisantes. Verduras de hojas verdes: espinacas, rábanos, col rizada, hojas de mostaza y lechuga romana.