Si todos los centros culturales del país, públicos o privados, fueran responsables de su gestión, cumplirían con su sagrado deber de preservar la memoria histórica. Además, el público tendrá la impresión de que el país pretende ir más allá de participar en sus eventos básicos.
Pero no es así. Estos directorios y publicaciones brillan por su ausencia; las Personas, desorientadas, carecen de referencias, desconocen los rumbos del arte, ni recuerdan que alguna vez admiraron actividades resumidades en esos documentos como homenaje a tiempo ¿no perdido?.
Un museo sin anuario, no It existir. Una empresa que no hace copias de las películas que distribuye no es una sala de cine. Y un recorrido por otras áreas del conocimiento revela la ausencia de catálogos o guías, con la vieja excusa de “no hay recursos para un emprendimiento así”.
Algunas galerías de arte imprimen catálogos limitados. Otros lo hacen en forma de folleto, que casi siempre se agota el día de la inauguración del evento y cuyo coste corre a cargo del artista, no de la galería. Y nada más.
Sin embargo, la otra cara de la moneda incita al silencio: las publicaciones estatales brillan. Los ministerios no dudan en invertir una parte importante de sus presupuestos en difundir lo que hacen sin criterio editorial.
Entre las instituciones culturales, el Centro León merece un lugar especial. No sólo es el mejor, el más fiable y el mejor organizado de todos nuestros museos (también al servicio del cine, la cultura pop, la música y la literatura), sino que también sigue publicando colecciones de sus obras cada año, sin escatimar recursos, tanto en términos de apariencia. de contexto.
Además, lo más destacable de esta publicación son sus ideas, no sólo por la calidad y presentación de su contenido, sino también por priorizar, con ciertos líderes, las imágenes de los participantes. lo mismo desde diferentes ángulos.
El catálogo del Centro León no contiene muchas fechas sucesivas, reflejando en sus páginas los acontecimientos que los editores del mismo se encargan de llenar de excelentes críticas. Es un documento cultural coleccionable, una colección de acontecimientos relacionados enriquecidos con imágenes de dirigentes y asistentes que han venido a enriquecer personalmente su visión de superación, valorándolos como testigos.
En su línea de publicaciones destacan sus bibliografías. Si algún día las publicaciones del país son borradas o destruidas, estos documentos quedarán en los más prestigiosos museos y bibliotecas de Santiago y del mundo como testimonio de que la cultura funcionó en la Ciudad de Corazones con seriedad, amor y eficacia. Además, se considera que esta importante serie de publicaciones ha merecido importancia.
