El período más vulnerable del ser humano se sitúa en los dos extremos de la vida, la infancia y la vejez. Esto se debe a diversos factores, el más destacado de los cuales es el estado de defensa orgánica. Al momento del nacimiento dependíamos de la inmunidad que nos transmitió nuestra madre a través de la placenta, y ahora dependeremos de los anticuerpos que ella nos brinda durante la lactancia. A partir de ahí, nuestro sistema de defensa madurará y desarrollará herramientas que nos ayuden a afrontar cualquier tipo de amenaza o insulto a nuestra integridad orgánica. Una dieta equilibrada junto con un calendario de vacunación adecuado garantizará un crecimiento saludable de los cerdos con una baja morbilidad y mortalidad. Recuerde que los accidentes en el hogar y en la escuela tienden a ocurrir con mayor frecuencia durante la infancia. Aplicando el lente de la autopsia, podemos decir que en Dominica, el parto prematuro, las cardiopatías congénitas, las infecciones virales respiratorias y gastrointestinales, asociadas a la desnutrición, son las principales causas de muerte más comunes en los niños. Hemos visto un aumento notable en la mortalidad infantil entre las personas de ascendencia haitiana y, en menor medida, entre las personas de ascendencia venezolana.
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Nuestros ancianos mueren por trastornos cardiovasculares de origen arteriosclerosis, hipertensión arterial, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, trastornos renales, enfermedad de Alzheimer, diabetes e infecciones. Hay un viejo refrán que dice así: “Dime cómo fue tu niñez y adolescencia, e inferiré tu comportamiento en la edad adulta y en la vejez. » Las personas mayores son depositarias de errores acumulados. La calidad, cantidad y disponibilidad oportuna de los alimentos son ingredientes clave en la fórmula de cura geriátrica. El ejercicio, el entorno social y los controles de salud programados son hábitos de vida que tienen un enorme valor preventivo.
Es doloroso admitir la orfandad crónica a nivel nacional en las políticas públicas que los gobiernos siempre tienen en cuenta la existencia de una creciente población de edad avanzada. En concreto, los planificadores nacionales sólo tienen en cuenta a niños, adolescentes y adultos. Creerán erróneamente que la mayoría de las personas completan su ciclo vital cuando son adultos. Cada día asistimos a un aumento del número de personas mayores, lo que nos obliga a repensar la planificación presupuestaria nacional a la luz de esta nueva realidad concreta. Los ingenieros civiles, arquitectos, profesionales de la salud, abogados, economistas y políticos necesitan actualizar sus enfoques operativos para ser más amigables con la edad.
La regla de la vida es nacer, crecer, multiplicarse. , envejecer. y muere. En esta dinámica secuencial, podemos predecir situaciones basadas en la experiencia acumulada, accesibles en cortos períodos de tiempo gracias a la disponibilidad de grandes bases de datos electrónicas con instrucciones estadísticas e inteligencia artificial.
Abogamos por una vida sana y fuerte. Una infancia educada y feliz que nos lleve a una vida adulta plena, responsable, con sociedad, en paz e integración, conscientes de que el próximo otoño nos conducirá a un invierno tranquilo, tras el cual entraremos en el sueño eterno de la muerte. ¡Seguro al nacer, feliz al vivir y en paz al morir!