El autor es licenciado en educación física. Vive en San Cristóbal
“La vida es movimiento y la actividad física debe potenciar este movimiento”. Esta frase, que acuñé durante mis estudios universitarios, inspirada en la cosmovisión griega del ejercicio y que repito continuamente a mis alumnos, resume una verdad fundamental sobre la naturaleza humana y el importante papel que desempeña la actividad física en nuestra salud general, ahora.
Desde una perspectiva ancestral, la cosmovisión griega del ejercicio y su cultura veían el movimiento como un pilar fundamental del desarrollo físico, mental y espiritual. en la obra “Política” dijo: “La educación física y la espiritual deben ir de la mano. » Esta visión integral de la felicidad, que incorpora el movimiento como elemento esencial, ha resistido la prueba del tiempo y está respaldada por la ciencia moderna.
La ciencia ha demostrado con el tiempo la validez de esta afirmación, por ello nos enseña que el movimiento es el factor determinante en la supervivencia y el éxito no solo de nuestra especie sino de todas las especies existentes.
Nuestros ancestros cazadores-recolectores dependían del movimiento constante para encontrar alimento, refugio y escape. depredadores. La capacidad de moverse de manera eficiente y efectiva es esencial para su supervivencia.
A lo largo de la evolución, nuestros cuerpos se han adaptado al movimiento. Nuestros músculos, huesos y articulaciones están diseñados para permitirnos movernos con fuerza, velocidad y agilidad.
Nuestro sistema cardiovascular es eficiente para movernos y bombea sangre a nuestros músculos cuando la necesitamos. Y nuestro sistema nervioso está coordinado para controlar nuestros movimientos de forma precisa y eficiente.
Evidencias científicas sustanciales demuestran que la frase “La vida es movimiento” va más allá de lo físico, teniendo un profundo impacto en nuestra mente y salud neurológica. La actividad física no sólo mejora el estado de ánimo y reduce el estrés mediante la producción de endorfinas, como estudios de Blumenthal et al. (2012), quienes encontraron efectos comparables a los de los antidepresivos en la reducción de los síntomas de la depresión moderada en la revista “JAMA Psychiatry”.
Además, la actividad física activa mejora la memoria y el aprendizaje al promover la neurogénesis en el hipocampo. , según investigaciones como la de van den Berg et al. (2018) en “Brain Plasticity”.
Este estudio demuestra una mejor conectividad cerebral en áreas relacionadas con la memoria y el aprendizaje en individuos activos, destaca los beneficios de la actividad física a largo plazo en la función cognitiva .
También se ha informado que la actividad física regular mejora significativamente la calidad del sueño, como lo demuestran estudios como el de Colton et al. (2014) en “Sleep”.
Estos resultados sugieren que las tasas de insomnio y despertares nocturnos se reducen en personas que mantienen una rutina regular de ejercicio, lo que contribuye a que se sienta más descansado y con más energía durante el día.
Finalmente, la actividad física regular se asocia con un riesgo reducido de desarrollar enfermedades mentales como depresión, ansiedad y deterioro cognitivo, respaldado por investigaciones como la de Biddle & Mutrie (2010). Estos estudios resaltan la importancia de la actividad física no sólo para la salud general sino también para proteger y promover la salud mental a lo largo de nuestra vida.
Conclusión:
La expresión “ La vida es movimiento” no es sólo una metáfora sino un realismo biológico y psicológico. El movimiento es esencial para nuestra salud física, mental y neurológica, y la actividad física está aquí para mejorar este movimiento, ya que se ha demostrado que es esencial para mantener una salud óptima, disfrutar de una vida plena y significativa y mejorar nuestro máximo potencial. .
Como promotores del ejercicio, tenemos la responsabilidad de transmitir este mensaje a la sociedad y motivar a las personas a adoptar un estilo de vida activo y saludable.
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