“No hay mayor fuerza que la que crea el deseo de contar lo vivido”, con esta frase de José Enrique Delmonte inicia la contraportada del libro Testimonio del antropólogo sancristobal Rafael Puello Niña. No me gusta mucho leer poesía. Después de leer estos versos, de repente me pregunté por qué ya no hago esto.
Cada poema parece describir una época diferente de la humanidad y, al mismo tiempo, puramente personal. . Si un extraterrestre viene a la Tierra y le damos este trabajo, podrá descubrir qué ha pasado con nuestra historia en los últimos años. Puello me hizo reír y llorar en un viaje literario que sucedió más rápido de lo que esperaba. Esto me pasa muchas veces con buenas experiencias. Hay frases e imágenes literarias donde me encuentro. Su vida intenta salir de su mente y vivir en ella: Nostalgia, Hijo, Padre, Madre, Sillón de sueños, Ella, Encuentro, sólo por nombrar algunos poemas y yo de regreso a Delmonte, es un currículum de un individuo. Los testimonios son entretenidos, muestran un sutil interés en cosas como los deportes, les presento un testimonio dedicado al ídolo del tenis mundial, Novak Djokovic (Nole). Con valentía, aborda con pericia la naturaleza única del conflicto palestino-israelí o las diferencias globales entre el Norte y el Sur. Puello trae el asesinato de George Floyd a Estados Unidos y lo mezcla con la muerte de su padre, en cierto modo hay similitudes entre ambas muertes, como en el cuento Los dos príncipes de José Martí. Desde el principio me encantó el sentimiento que mostraba el trabajo hacia la familia. La emigración ya no es el tren que muchas veces trae los más bellos recuerdos de los seres queridos y nos muestra la voluntad de un hombre que, teniendo todas las cartas para emigrar, decide quedarse en su país.
La El dibujo de Odalis G. Pérez viene con páginas tan ricas en semiótica que alegran al lector y recuerdan el estilo Guernica de Picasso. Hay obras que me gusta releer, Témoignages es una de ellas. Es simple pero al mismo tiempo profundo, como una especie de amor que desgarra la madera de la vida. Lo llevaba en mi mochila, porque cuando conocí a Rafael Puello Nina, en plena entrevista radial, no entendí la propiedad intelectual que había puesto en mis manos. Ahora llevo el libro de poesía arriba, esperando verte pronto para pedirte que firmes el regalo que ocupa un lugar precioso en mis libros.
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