De una manera increíble, por no decir perversa, cada gobierno que llega al poder se ve enredado en el caos inútil de los servicios públicos básicos para que todos los ciudadanos contribuyentes puedan estar satisfechos con el gobierno. desempeño .
En términos de reparación de calles, instalación o reparación de semáforos, recolección de basura, servicios de agua potable, extracción de aguas residuales o limpieza de parques, todos los gobiernos se queman cuando se corta la energía. escasez de electricidad a pesar de los aumentos mensuales en las facturas, lo que constituye una burla para los votantes.
El famoso truco de Edes consiste en cambiar las facturas, no prestar servicios y gastar grandes sumas de salario en botellas y trapos de colores es la mejor señal que el Estado social, democrático y de derecho en la República Dominicana es sólo un pedazo de papel.
No hay nada que hablar de derechos civiles cuando se trata de cuestiones políticas porque estos segmentos legales están matando físicamente a la gente.
Usted piensa que las grandes obras se supone que solucionan los problemas que aquejan a la gente común, pero ¿qué pasa con los pequeños servicios que están hartos de los dominicanos y nunca lo están?
Es hora de presentar propuestas de reforma constitucional, impuestos y otras leyes que terminan ante el pueblo sin resolver nada. Claro, líderes políticos, aspirantes a candidatos, ahora funcionarios públicos, llegarán a un punto en el que deberán tomárselo en serio si quieren convencer a un electorado cada vez más desilusionado de que cuatro cada año son víctimas de un fraude electoral.
El problema ya no son los altos precios para combustible, alimentos, escuelas o servicios de salud pero la falta de confianza entre lo prometido y lo hecho.
Cumplir las promesas es un deber electoral, sabemos que el país se desarrolla cada día de manera territorial manera desorganizada también para la libertad empresarial, la abdicación del poder público y de quienes lo ejercen, pero eso no es motivo para que las cosas sigan como están
No soy un pesimista profesional, ni debería ser candidato para cualquier cosa y mucho menos para ser miembro de un partido político, pero la verdad es que si seguimos por este camino, no lo seremos. Si intentamos salir del país sin resolver los problemas fundamentales, no sucederá nada bueno en el corto plazo.
