A 45 años, este 31 de agosto, del paso del huracán David por República Dominicana, sus huellas aún quedan nítidas en el cuartel del municipio de Los Alcarrizos con tres generaciones nacidas en este lugar se ha multiplicado la pobreza, la desilusión por el engaño, el abandono, la enfermedad y la muerte.
Este es el caso de Beatriz Báez, llegó al cuartel Canta La Rana con sus padres cuando tenía 15 años. dio a luz a siete hijos a quienes crió con muchos sacrificios, pero tuvo 20 nietos y dos bisnietos.
Hija de Dolores Báez y Juan José Medina, quien falleció hace más de 30 años, fue uno de los cinco hijos que tuvieron sus padres.
Puedes leer: Están digitalizando el proceso de evaluación y certificación de AFP
Cuando azotó el tornado, David sobrevivió con sus padres y hermanos en el ensanche de Quisqueya, pero su casa quedó destrozada por este fenómeno, desde donde fueron llevados refugiados al Liceo Unión Panamericano, en el ensanche de Miraflores.
De esa escuela, dijo. , fueron trasladados a Los Barracones de Los Alcarrizos, con la promesa de que allí permanecerían temporalmente durante seis meses, sin embargo, hoy tuvieron que cargar una cruz muy pesada durante 45 años en medio del deterioro de su hábitat y las condiciones insalubres que los rodean. .
Su hermano fue uno de los dos dominicanos que se ahogaron tras ser arrojados por la borda por la tripulación de un barco filipino en junio de 2005. Tres vivían cerca, dos en el cuartel y uno en la zona de La Piña.
Se indicó que uno de los fallecidos padecía problemas respiratorios, producto de la mala higiene en la zona donde vivía, otro padecía epilepsia y falleció a causa de un atentado en el Hospital Los Alcarrizos, Vinicio Calventi.
Sus hijos menores tenían 25 años, gemelos que vivían en la zona de Juanita, cerca del Centro Los Alcarrizos, cada niño tiene dos hijos, pero ella está por dar a luz a un tercer hijo, por lo que en unos pocos meses serán 21 nietos.
«Para mí, todo. Estos nietos y bisnietos están todos orgullosos, porque vienen a abrazarme, se preocupan; quieren estar aquí conmigo todo el tiempo. «, dijo.
hasta hace un año y seis meses, cuando la enfermedad en su cuerpo ya no lo permitía.
Destacó que la situación que atravesaba era tan grave que en ocasiones tuvo que trabajar en tres casas familiares al mismo tiempo la última vez que duró 17 años, donde incluso le permitieron traer a uno de sus hijos. .
Debido a trabajar mucho, especialmente planchando, Beatriz se encontró con algunos dedos doblados y rígidos, una de las razones por las que no podía seguir trabajando.
“Aunque Quiero seguir trabajando, el dolor en mi cuerpo y el cansancio no me lo permiten”, dijo Beatriz desde la silla frente a su casa.
A Aunque todos sus hijos viven fuera del cuartel , su hija Carmen regresó con cuatro hijos, porque su cuartel fue remodelado hace tres años, a una cuadra.
