CAMDEN – “Qué bendición me ha traído el Espíritu Santo al sur de Nueva Jersey”, dijo el obispo auxiliar Joseph A. Williams, sonriendo mientras miraba los bancos abarrotados de la Catedral de la Inmaculada Concepción. .
«Qué bonita es la gente, qué bonita la Catedral, qué bonitas las tradiciones en Camden. Tuve la impresión de que le había tocado la lotería.»
Antes del Misa de bienvenida como obispo coadjutor de la Diócesis de Camden, el obispo Williams asistió a la misa de bienvenida con el obispo Dennis Sullivan y el clero diocesano. Asistieron cientos de personas de todo el sur de Nueva Jersey y más allá, incluido el cardenal Christophe Pierre, nuncio apostólico en los Estados Unidos; monseñor Bernard Hebda, arzobispo de Saint-Paul y Minneapolis; familiares, amigos y ex feligreses del obispo Williams de Minnesota; y sacerdotes, diáconos y religiosos de la Diócesis de Camden, la Arquidiócesis de Saint Paul y Minneapolis y otros lugares.
Con la mano derecha en la cruz sobre el pecho y la mano izquierda en el altar, Obispo Williams hizo una profesión pública de fe y un juramento de lealtad, comprometiéndose a su deber apostólico como pastor de la Diócesis de Camden, para cumplir la misión de la Iglesia.
Consciente de las raíces generacionales de la diócesis, el Obispo Williams se hizo eco de las palabras del primer obispo de Camden, Bartholomew J. Eustace, en su inauguración el 4 de mayo de 1938: “Mientras exista esta iglesia de Camden, estará marcada por su devoción y amor… Su eterna lealtad a la Madre de Dios. «
«El obispo Eustace construyó esta iglesia en Camden sobre una base hermosa y sólida. En su homilía, el obispo Sullivan enfatizó la conveniencia de la celebración litúrgica del 9 de septiembre, porque coincide con la memoria de San Pedro Claver, un misionero del siglo XVII que ministró a los esclavos africanos en Colombia.
“Para los esclavizados, San Pedro Claver ejerció la misericordia de Jesucristo. ¿Qué clase de misericordia? Comida, bebida, medicina, la misericordia del encuentro divino, buscando la salvación para el alma. La misericordia de catequizar, enseñarles sobre Jesús y nuestra fe católica. La misericordia de la compañía humana, del contacto personal. Monseñor, que la misericordia de Jesucristo sea el sello de vuestro ministerio episcopal en esta diócesis. »
