Reacciones provocadas por el artículo «Explicación del uso de -y en apellidos», publicado el domingo del pasado domingo, me dan ganas de continuar con el tema, aunque lo más importante ya está dicho.
De más está decir que la lista de apellidos que también se utilizan como nombres de pila no está completa y por eso, el comentario de Milagros Germán Olalla, la muy respetada Ministra de Cultura , es aceptable, siempre que no se incluya el apellido Germán.
Mujer con apellido Germán, Cornelio, Diego, Ratherrio, Vicente, Domingo, Bartolomé, Marcos, Manuel, Modesto o Tomás encontrará algunos obstáculos , pero sí, los hombres de estas familias quizás tengan que afrontar eso, para poder pedir una conexión: Félix Germán y Olalla, por ejemplo. Muchos lectores han confesado situaciones desagradables provocadas por confundir su nombre con su segundo nombre.
Manuel Quirio Cedeño es uno de ellos, pues su apellido no es Quitrio porque corresponde a Ney Ratherrio, un profesor de química. . Elsa de Jesús Peña estaba decidida a no cambiar Peña por De Jesús, por lo que eligió su segundo apellido: Elsa Peña Nadal.
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El ministro de Hacienda, José Manuel Vicente, se identifica con tres palabras que son a la vez apellido y apellido. Shock rock es el segundo nombre, Manuel. Hubiera estado bien que pusiera un guión entre los dos primeros nombres: José-Manuel Vicente, pero optó por presentarse como Jochi Vicente y no había duda de que este último era su apellido. Si Vicente usa su segundo apellido, puede agregar la conjunción -y.
En nuestro país la regla -y entre apellidos casi ha desaparecido, pero hubo un tiempo en que los colegios certificadores la utilizan. Libros del pasado reciente tienen nombres como Francisco Henríquez y Carvajal, Federico Henríquez y Carvajal, Mariano Soler y Meriño, Juan Bosch y Gaviño, Manuel de Jesús Peña y Reynoso, Juan Pablo Duarte y Díez. Este uso de -y no se debió a la necesidad de distinguir apellidos sino a las costumbres de la época, como el filósofo José Ortega y Gasset. Debe haber sufrido por el hecho de que todos creemos que su segundo nombre es su apellido. El apellido de Máximo Avilés es Blonda mientras que el apellido de Héctor Juan Bosco es Guerrero. Nuestro lenguaje contempla soluciones a este fenómeno. Aquí aparece el guión que, ya mencionado, tomará la forma: Máximo-Avilés Blonda y Juan-Bosco Guerrero.
El nombre puede ser simple o compuesto. En la combinación se permite unir dos nombres con un guión para evitar que el segundo nombre sea considerado apellido, como ocurrió con Avilés y Bosco y con Juan-Félix Pepén. Entonces una mujer llamada María Rosa Pérez, para asegurarse de que Rosa sea su segundo nombre y no su apellido, escribiría: María-Rosa Pérez. Si Rosa es tu nombre, quita Pérez o inserta -y entre los dos nombres.
Lo mismo sucede si la mujer se llama Rosa María Belén, María José Rosa, Ana Belén Sánchez, Belén Altagracia Gomez. En cada caso se acepta guión si la segunda palabra es nombre y no apellido: María-José Rosa, Ana-Belén Sánchez, Belén-Altagracia Gómez.
«C’ es sólo puede unirlos con un guión en caso de que la segunda parte de ellos pueda confundirse con el apellido… Ya sea que estén escritos de forma completamente independiente o unidos por un vínculo de guión, todos los componentes del nombre conservan su integridad ortográfica, incluso si el primer elemento se pronuncia sin tono en este contexto. Este enfoque está contenido en Ortografía de la Lengua Española, una publicación académica. (Edición 2010, Madrid, p. 624).