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Experiencias inolvidables

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Lo convencí diciéndole que mi asignación era de 60 pesos mensuales, por lo que muchas veces tenía que caminar un largo camino hasta la oficina.

En las sociedades democráticas, el periodismo es una actividad placentera que los periodistas no tienen en cuenta el estrés diario que conlleva las largas jornadas de trabajo en las redacciones de los periódicos, en la radio, en la televisión, en las oficinas de relaciones públicas o en las agencias internacionales. . agencia. news.

Si volviera a nacer, aspiraría nuevamente al privilegio de ser periodista, con la misma admiración por las ciencias jurídicas, económicas, políticas y sociales, porque el periodismo lo merece. ser parte de aquellos emprendimientos que llevan el ADN de cualquier empresa humana.

En mis 45 años de ejercicio profesional, he tenido experiencias formativas, algunas de ellas relacionadas políticamente, con siete ex Presidentes de la República. , que haré. compartir con mis lectores, enfatizando si ocurrieron antes, durante o después de la ocupación del trono presidencial.

Estoy muy orgulloso de ser el mensajero de Juan Bosch, el primer amo del presidente popular después de la ejecución de Trujillo, para quien también serví junto con Raúl Bartolomé, Juan Freddy Armando y Mario Méndez, afiliado al diario Vanguardia del Pueblo. Creo que esta honorable relación duró desde 1976 hasta 1979.

Reconozco que siempre llego tarde a mis diligencias en la oficina de Bosch, ubicada en César Nicolás Penson 60, en Gascue, pero un día, después reprendiéndome por llegar tarde, me dijo «estás aliado con mi peor enemigo». Admito que mi piel ha cambiado de color.

Ante una acusación tan grave, sólo puedo responder: “¡Por ​​favor, explique, señor presidente!”, mi cliente invitado repitió: “Sí, así es. liga con mi peor enemigo», lo que me hizo sospechar por unos segundos que Bosch creía que yo era un agente de la CIA o que actuaba como un doble.
Di un suspiro de alivio cuando este reconocido político Líder, escritor e historiador me admitió que «mi peor enemigo es el tiempo», al que combate desde temprano todos los días con su máquina Olivetti como arma. Lo convencí diciéndole que mi asignación era de 60 pesos mensuales, por lo que muchas veces tenía que caminar un largo camino hasta la oficina.

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