El 25 de septiembre de 1963 marcó uno de los episodios más oscuros de la historia política de la República Dominicana: el país golpista derrocó al presidente Juan Bosch, con apenas siete años. años y meses después de haber asumido el cargo. Este evento no sólo puso fin al primer gobierno democrático en más de seis décadas, sino que también desencadenó una serie de acontecimientos que hundieron al país en un período de inestabilidad y conflicto.
Bosch, líder del Partido Revolucionario Dominicano ( PRD) fue elegido en diciembre de 1962 tras el fin de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Su gobierno se caracterizó por un enfoque progresista y socialdemócrata, con reformas destinadas a transformar el país desde sus cimientos.
Sus iniciativas Bosch se centraron en la transparencia gubernamental, la redistribución de la tierra, la protección de los derechos laborales y reducción de la canasta familiar.
Además, impulsó la creación de escuelas y la mejora del sistema educativo, al tiempo que intentó limitar el poder de los sectores oligárquicos y militares, lo que lo puso en conflicto con estos grupos. .
Antes de su exilio, el monje Giao Juan Bosch escribió una carta publicada el 26 de septiembre en la que reafirmaba los principios de justicia social y democracia: “Ni vivo ni muerto, ni en el poder ni en las calles, podemos cambiar nuestro comportamiento. Nos hemos opuesto y siempre nos opondremos al privilegio, al robo, a la represión, a la tortura y al derecho del pueblo dominicano a vivir y desarrollar su democracia con libertades humanas y públicas. .»
El compromiso de Bosch con la transparencia y los derechos humanos es el sello distintivo de su gobierno. En la misma carta aseguraba: “Durante siete meses en el poder, no hemos derramado una sola gota de sangre, ni ordenado torturas, ni aceptado que ni un centavo del dinero del pueblo cayera en manos de los delincuentes”.
En su mensaje final, Bosch también defendió la importancia de la libertad y el respeto al orden público: “Hemos permitido todo tipo de libertad y hemos tolerado todos los insultos de todo tipo, porque la democracia debe ser tolerante; pero no toleramos la represión, el crimen, la tortura, las huelgas ni los robos ilegales, porque la democracia respeta a la persona humana y exige que se respete el orden público y exige honestidad. Los hombres pueden caer, pero los principios no. «
Finalmente, el presidente depuesto llamó al pueblo a proteger la democracia: “Podemos caer, pero el pueblo no debe dejar que la dignidad democrática decaiga. La democracia interesa al pueblo y depende de que la defiendan estando dispuestos a seguir la voluntad del pueblo”, concluye la carta.
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En la madrugada del 25 de septiembre, un grupo de militares encabezados por el comandante Dai Elías Wessin y Wessin, con el apoyo de elementos conservadores, dieron un golpe de estado para derrocar al Bosch. gobierno. Justificaron sus acciones alegando una supuesta infiltración comunista, en un contexto de Guerra Fría marcado por la influencia de la Revolución Cubana.
El golpe trastocó una democracia incipiente y desató una era de inestabilidad. El régimen temporal impuesto por los militares provocó un fuerte descontento, lo que desembocó en la Revolución de Abril de 1965, un levantamiento cívico-militar que devolvió a Bosch al poder. Este conflicto culminó con la intervención militar de Estados Unidos.
Hoy, más de seis décadas después del golpe, Juan Bosch sigue siendo recordado como un ícono luchador por los derechos humanos. Dominicano. Aunque su gobierno duró poco, su legado sigue vivo en la historia del país, marcando la búsqueda de la justicia social y la democracia.