Según el diagnóstico médico realizado en el Hospital Regional Universitario, Dr. Luis Manuel Morillo Rey, las personas niños con parálisis cerebral infantil (PIC) y epilepsia refractaria.
Un sacerdote de la Diócesis de La Vega suplicó al gobierno que otorgue una pensión solidaria a dos jóvenes con parálisis cerebral, atendidos únicamente por su padre, ya que su madre murió en un accidente. El accidente ocurrió el año pasado.
El padre Francisco Jiménez Rosario, dijo que la Iglesia está trabajando para donar en los próximos días una casa que está siendo demolida, Jesús María Durán, padre de chicos de 22 años mayores. mudarse sin tener que pagar alquiler.
Según el diagnóstico médico realizado en el Hospital Regional Universitario, Dr. Luis Manuel Morillo Rey, jóvenes padecen parálisis cerebral infantil (CPI). ) y epilepsia refractaria.
Su condición dejó a uno de ellos casi completamente incapaz de mover su cuerpo, y al otro apenas le permitía empeñar objetos en la mano con gran dificultad. A pesar de su edad, no hablan, no caminan y no pueden mantenerse de pie.
La mañana de este lunes, la gobernadora de La Vega, Luisa Jiménez, visitó la casa de la familia Durán con un grupo de periodistas. de LISTÍN DIARIO.
Durante su visita, Jiménez entregó raciones de alimentos y al ver la necesidad, se comprometió a entregarlas una vez por semana.
Este compromiso pretende lograr que los jóvenes puede contar con comida regular.
La madre del niño tiene una pensión, pero cuando murió en un accidente de tráfico, quedó desconsolada y el hombre pidió al gobierno que interviniera para obtener una pensión y poder proporcionarle para las necesidades de sus hijos.
«Les pido una pensión para ayudar a estos muchachos porque necesitan medicinas, leche y no tengo cómo pagarles», explicó Durán.
«Los niños también fueron víctimas del accidente, pero fue un milagro de Dios que los dejó sobrevivir; su situación empeoró cada vez más», dijo.
Hace dos meses, su hija Murió durante la cirugía y todo su sistema de apoyo familiar desapareció, dejándolo solo a él y a sus dos hijos. .
«La chica que me ayudó no está aquí, y ahora estoy sola con Dios y ellos, no puedo trabajar ni nada», dijo Durán.
Durán había vivido en Cienfuegos, pero en busca de una vida mejor se mudó a la zona de Los Cocos en La Vega, donde vivió con sus dos hijos en una casa modesta.
A veces tiene que parar en un semáforo en rojo con su hijo pidiendo comida durante el día.